Día Miércoles, 15 de Octubre de 2025
IA sí, pero ¿qué aporta realmente al negocio?
La práctica totalidad de las empresas está utilizando de alguna u otra forma la Inteligencia Artificial en alguno de sus procesos de negocio. De eso no hay duda, pero ¿qué valor aporta realmente esta tecnología que está en boca de todos desde hace ya algunos años y cómo podemos garantizar que ese valor sea sostenible?
Durante los últimos años, la conversación sobre IA se ha centrado en las promesas de la tecnología: automatización masiva, reducción de costes, generación de nuevos productos o servicios, e incluso disrupciones completas de modelos de negocio. Sin embargo, la experiencia reciente demuestra que el verdadero impacto no proviene únicamente de la innovación técnica, sino de la forma en la que la IA se integra en los procesos empresariales y se gestiona bajo estándares claros.
En una encuesta realizada por FICO a más de 250 ejecutivos de grandes compañías de distintos sectores, más de la mitad (56,8 %) afirmó que definir estándares tales como mitigación de sesgos, análisis del rendimiento o manejo seguro de los datos para una puesta en marcha responsable de la IA es un factor clave de generación de valor, frente a un 40 % que pensaba que el disruptor para el ROI sería la IA Generativa.
Este dato refleja un cambio cultural importante: la IA responsable ya no se percibe como un marco de control externo, sino como un habilitador directo del retorno de inversión y, sin embargo, sólo el 12,7 % de los CIO o CTO de estas organizaciones admiten contar con este tipo de estándares operativos relacionados con la IA.
La IA ya no es el futuro
Tenemos que aceptar que la IA ya no es una inversión orientada al futuro. Es una realidad operativa, que está generando retornos tangibles e impulsando la próxima generación de innovación. Pero también tenemos que tener claro que aprovechar todo el valor de la IA precisa de más que de mejores modelos. Requiere estándares sólidos que definan cómo desarrollar, desplegar y supervisar la IA; sistemas robustos que aseguren transparencia y trazabilidad; y colaboración para evitar silos y promover el escalado sin fragmentación tecnológica.
Por eso mismo, en todas las industrias, los líderes en IA están llegando a la misma conclusión. Los verdaderos diferenciadores no son los avances en generación de texto o síntesis de imágenes. Más bien, son estructurales: procesos empresariales sólidos, estrictos estándares de gobernanza de IA, mejores canales de comunicación interdepartamental y una plataforma unificada que facilite todos estos elementos a la vez. Es decir, el hype tecnológico está cediendo terreno al pragmatismo empresarial con un enfoque basado en la IA responsable y, sin embargo, sólo el 7 % de las organizaciones encuestadas por FICO admiten haber adoptado completamente
este tipo de estándares. En otras palabras, para la mayoría de las empresas, una vez que los modelos se llevan a producción, se dejan libres y sin control. Esto claramente se escapa de un enfoque responsable del uso de la IA.
La IA responsable elimina riesgos
Las organizaciones que invierten en auditoría de modelos, detección de sesgos y explicabilidad no solo están mitigando riesgos: se están posicionando para liderar. Y los datos sugieren que invertir más recursos en la puesta en marcha de estándares de IA responsable, en lugar de centrarse en la IA autónoma o generativa, dará grandes dividendos a largo plazo.
Es decir, para muchos la IA responsable está pasando de ser un principio abstracto a convertirse en un imperativo operativo. Mientras que las primeras olas de adopción de IA se centraron en la experimentación técnica y la novedad generativa, los líderes actuales están recalibrando su enfoque. En esta transición hacia la madurez, la confianza y la responsabilidad se convierten en la verdadera moneda de cambio. Los ejecutivos ya no preguntan únicamente "¿qué puede hacer la IA?", sino "¿cómo integramos la IA en el negocio para generar valor medible, confiable y sostenible?".
De hecho, cuando preguntamos a estos ejecutivos, que eran en su mayoría CIO o CTO, qué esperan de la IA en los próximos 18 meses y cómo van a medir su ROI, el 60 % señaló que la prioridad de inversión sería la IA para toma de decisiones, pero haciendo hincapié en la explicabilidad, trazabilidad e integración con la lógica empresarial.
Esta cifra nos da información sutil pero significativa. En lugar de perseguir innovaciones de IA de vanguardia por sí mismas, las organizaciones están cada vez más centradas en incorporar la IA en procesos operativos centrales de forma segura, confiable y con un impacto demostrable. Es decir, la industria está llamada a entregar valor consistente, no a explorar proyectos científicos de IA.
Lo que se espera de la IA: más colaboración con los humanos
Un patrón similar aparece al analizar los principales impulsores de innovación en IA para los próximos cinco años. La colaboración humano-IA se considera la perspectiva más interesante de innovación futura para un 44,5 % de los encuestados, seguida muy de cerca por la adopción de IA responsable con protocolos de auditoría en su uso (44 %). Las soluciones en tiempo real y las experiencias mejoradas para clientes también generaron altos niveles de entusiasmo.
Se busca, pues, un reconocimiento que garantice que la promesa a largo plazo de la IA no reside solo en la automatización, sino en la ampliación de las capacidades humanas. Aunque cada vez se presta más atención a la IA generativa y a la IA autónoma, el mayor nivel de optimismo se encuentra en potenciar a las personas con IA tradicional dentro de marcos responsables y auditables. Y más allá de eso, es necesario que los equipos profesionales también trabajen de forma colaborativa: en demasiadas ocasiones, vemos cómo los responsables de datos funcionan en silos independientes de los responsables del negocio, de los usuarios finales o de los directores de riesgo. Según el estudio de FICO, un 72 % de los directores de analítica y de IA encuestados admiten que en sus respectivas organizaciones al colaboración entre los equipos de tecnología y de negocio es un verdadero desafío.
Aún es temprano para declarar el fin del dominio de la IA generativa en las conversaciones de directorio. Pero los datos sugieren que las organizaciones con visión de futuro son cada vez más cautelosas respecto a apostar en exceso por el potencial sin contar con un plan de implementación empresarial medible y una generación de valor confiable y sostenida.
La IA autónoma (es decir, la que precisa de mínima supervisión humana), por ejemplo fue seleccionada solamente por 1 de cada 10 encuestado como un impulsor de innovación futura, y muchos la citaron como un serio riesgo de ROI, debido a preocupaciones sobre imprevisibilidad, inestabilidad e inmadurez técnica.
En resumen, estamos asistiendo a un paso decisivo hacia la madurez de la IA. La IA responsable no es solo una medida de protección: se está convirtiendo en un diferenciador estratégico. Quienes construyan sistemas de IA con ética incorporada, supervisión alineada e integración transversal no solo estarán en posición de escalar, sino que también se estarán preparando para una ventaja competitiva a largo plazo.
Scott Zoldi,
Director de analítica de FICO