Estados Unidos, cierre del gobierno

Miles de trabajadores públicos se encuentran sin empleo y sueldo. Los únicos que han seguido trabajando, son los considerados trabajadores esenciales, FBI, controladores aéreos, fuerzas armadas etc. Esto ocurre porque los presupuestos necesitan ser aprobados por las dos cámaras.

En el Senado se requiere una mayoría de tres quintos y los republicanos cuentan con el apoyo de 53 de los 100 senadores, lo que les dificulta el trámite legislativo. Los líderes demócratas y republicanos siguen con posturas muy distanciadas acerca de cómo poner fin al cierre del gobierno, mientras el lunes 6 de octubre se celebrará otra votación que, previsiblemente, también fracasará. El principal punto conflictivo es la financiación de la sanidad. Los demócratas quieren garantizar que las subvenciones para el seguro médico de las personas con bajos ingresos no expiren a finales de año y pretenden revertir los recortes al programa de salud Medicaid. Algo a lo que los republicanos se niegan.

│¿Estrategia política?

Más allá de la negociación en sí misma, está el control de la narrativa. Los demócratas esperan que los votantes culpen a la Casa Blanca por el cierre del gobierno y esto les beneficie de cara a las próximas elecciones de mitad de mandato que se celebrarán en 2026. Mientras, los republicanos responsabilizan a los demócratas por haber secuestrado el Senado. Russell Vought, director de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB), ha animado al Gobierno federal a aprovechar el cierre para despedir a miles de funcionarios federales y recortar programas gubernamentales. Presumiblemente, se trata de una táctica para presionar a los demócratas  para que aprueben el presupuesto, pero también podría servir de excusa para aplicar las políticas de reducción del gasto que los republicanos prometieron en campaña. No obstante, el cierre del gobierno implica consecuencias catastróficas para la economía, pérdidas millonarias en producción y el retraso en la publicación de importantes estadísticas económicas, en un contexto de incertidumbre sobre la dirección de la política monetaria estadounidense. 

Fuente: CESCE