Día Martes, 02 de Diciembre de 2025
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha justificado el reciente acuerdo arancelario alcanzado con Estados Unidos como una medida necesaria para garantizar la estabilidad y la previsibilidad en un escenario de creciente tensión internacional. El pacto, aunque controvertido, se presenta como la única alternativa viable para eludir una destructiva escalada comercial entre las dos mayores potencias económicas de Occidente.
Frente al riesgo inminente de una confrontación comercial, la Unión Europea y Estados Unidos han sellado un pacto que busca calmar las aguas en el Atlántico. La máxima responsable del ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, ha salido al paso de las críticas para defender un acuerdo que, según sus palabras, era de "carácter prioritario dada la importancia de los firmantes y la realidad internacional de bloques”.
El núcleo del entendimiento, cerrado en Escocia el pasado 27 de julio entre Von der Leyen y el presidente norteamericano Donald Trump, implica la aplicación de un arancel del 15% a la mayoría de los productos que la UE exporta al mercado estadounidense. A cambio de esta concesión, Europa se compromete a efectuar un desembolso masivo de 750.000 millones de dólares en los próximos tres años. Esta suma se destinará a la compra de productos energéticos estadounidenses, como gas natural y petróleo, así como a la adquisición de equipamiento militar e inversiones adicionales.
Para la presidenta de la Comisión, aceptar este gravamen era un mal menor en comparación con las devastadoras consecuencias que habría tenido una disputa abierta. Von der Leyen ha insistido en que la prioridad era proteger la "estabilidad" y la "previsibilidad" económica. En este sentido, lanzó una reflexión contundente: “Imaginemos por un momento que las dos mayores economías del mundo democrático no hubieran llegado a un acuerdo y hubieran iniciado una guerra comercial. Eso solo habría sido celebrado en Moscú y Pekín”.
La líder europea subrayó que responder con medidas arancelarias recíprocas habría sido un grave error. “Con aranceles recíprocos de nuestra parte, correríamos el riesgo de iniciar una costosa guerra comercial con consecuencias negativas para nuestros empleados, consumidores y nuestra industria”, afirmó.
Por su parte, el presidente Donald Trump se mostró satisfecho con el resultado de las negociaciones, calificándolo como "el mayor de todos” los acuerdos comerciales. Según el mandatario estadounidense, el pacto refleja un interés mutuo: “Creo que ambos queríamos llegar a un acuerdo”. Además, añadió que las conversaciones se desarrollaron durante meses, lo que permitió a ambas partes saber a qué se atenían para alcanzar un punto satisfactorio. “Esta negociación empezó hace meses, así que sabíamos en qué nos metíamos y había la intención de llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes”, concluyó.
El acuerdo no ha estado exento de polémica dentro de las fronteras europeas. Las declaraciones de Von der Leyen se interpretan como una respuesta indirecta a voces críticas como la del expresidente del BCE, Mario Draghi, quien había lamentado la "resignación" europea ante los nuevos aranceles y el incremento del gasto en defensa. Sin embargo, desde Bruselas se insiste en que la coordinación entre las dos mayores democracias económicas del mundo es fundamental para mantener la confianza de los mercados y proteger el comercio internacional en tiempos de incertidumbre.









































