Día Lunes, 15 de Diciembre de 2025
La capital belga fue el escenario de una cumbre informal en la que líderes europeos y el primer ministro británico, Keir Starmer, debatieron cuestiones de seguridad y comercio internacional en medio de crecientes tensiones derivadas de las medidas arancelarias impulsadas por Estados Unidos.
El contexto de la reunión se remonta a las declaraciones del domingo pasado del presidente estadounidense, Donald Trump, quien anunció que se evaluaban nuevos aranceles sobre las importaciones de la Unión Europea, tras haber impuesto medidas similares a productos provenientes de Canadá, México y EE. UU. Además, Trump calificó de “atrocidad” el déficit comercial de 300.000 millones de euros entre EE. UU. y la UE, e insinuó la posibilidad de extender aranceles al comercio con el Reino Unido, aunque afirmó que “las cosas podrían resolverse” en conversaciones directas con Starmer.
Ante esta situación, los líderes europeos han mostrado una postura de unidad. El canciller alemán, Olaf Scholz, declaró:
“Debemos hacerlo y lo haremos, pero debemos proceder de tal manera que las cosas desescalen para alcanzar la cooperación.”
El primer ministro polaco, Donald Tusk, enfatizó la necesidad de evitar una confrontación comercial innecesaria: “Tenemos que hacer todo lo posible para evitar esta guerra arancelaria totalmente innecesaria y estúpida. No podemos perder el sentido común; no podemos perder la conciencia de nuestros intereses. Al mismo tiempo, no podemos perder nuestra autoestima europea.”
En la cumbre también se hicieron evidentes posturas que apelan a la cooperación y al diálogo. La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, subrayó que: “No apoya la lucha entre aliados,”
aunque destacó que Dinamarca cooperará y responderá de forma coordinada a las medidas estadounidenses. Por su parte, el Taoiseach de Irlanda, Micheál Martin, afirmó: “Una cosa está clara: la UE debe actuar con una sola posición,” remarcando que la relación comercial entre la UE y EE. UU., la mayor del mundo, se vería gravemente afectada por una escalada arancelaria que podría incrementar la inflación y perjudicar a los ciudadanos.
La responsable de Política Exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, advirtió sobre las consecuencias de una guerra comercial:
“No habría ganadores en una guerra comercial con Estados Unidos,”
añadiendo que la imposición de aranceles afectaría al empleo y a los precios, mientras que potencias como China serían las principales beneficiadas.
La presencia de Keir Starmer en Bruselas adquiere una doble relevancia. No solo se trata del primer encuentro del líder británico con sus homólogos europeos tras el Brexit, sino que también se interpreta como un esfuerzo por “recomponer” las relaciones entre el Reino Unido y la UE. La cumbre, además, se ha centrado en debatir la cooperación en materia de defensa, un área en la que la Unión busca reducir su dependencia de Estados Unidos y fortalecer su autonomía, especialmente en un contexto marcado por la guerra en Ucrania.
En este sentido, los participantes abordaron la necesidad de incrementar el gasto militar europeo. Según datos de la Comisión Europea, la UE precisaría invertir 500.000 millones de euros en defensa durante la próxima década, en contraste con los modestos 8.000 millones asignados en el presupuesto 2021-2027.
La reunión en Bruselas refleja el compromiso del bloque comunitario por responder de manera coordinada a las políticas proteccionistas de EE. UU. y reafirma la determinación de los países europeos de actuar en defensa de sus intereses económicos y de seguridad, evitando a toda costa una escalada que podría desencadenar una guerra comercial de consecuencias globales.








































