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Lunes, 29 de Diciembre de 2025

Actualizada Lunes, 29 de Diciembre de 2025 a las 17:11:44 horas

Perspectivas para el comercio exterior 2023-24

Miguel Cardoso Lecourtois

La economía española continúa resistiendo mejor de lo que se preveía, aunque la persistencia de la inflación y la expectativa de mayores tipos de interés suponen un riesgo hacia delante.

El PIB podría avanzar un 1,6% en 2023 y un 2,8% en 2024. En este contexto, el comercio exterior podría continuar avanzando, aunque a una velocidad algo inferior a la observada en años anteriores. En particular, se espera que las exportaciones de bienes aumenten un 3,9 y un 5,1% en términos reales en 2023 y en 2024 respectivamente. Las importaciones, por su parte, presentarían una aceleración mayor el siguiente año, como consecuencia del aumento que se espera de la inversión relacionada con la ejecución de los fondos NGEU (3,8 y 9,4% de avance en 2023 y 2024).


Este escenario se encuentra apoyado por varios factores. En primer lugar, hay que destacar la resiliencia mostrada por la economía europea ante las tensiones en el mercado del gas. Los datos más recientes apuntan a que la economía de la UEM solo se habría estancado en el 4T, a pesar de los datos negativos de Alemania. Tomando esto en consideración, se prevé que el PIB de la eurozona aumente, en promedio, un 0,6% en 2023, frente a la caída de 0,1% que se apuntaba hace unos meses. Por su parte, China ha dejado atrás el confinamiento y la actividad parece recuperarse con fuerza, lo que hace ahora más probable que su PIB avance por encima del 5%. El país asiático se ha convertido en uno de los principales socios comerciales de España, por lo que su mayor expansión puede suponer una buena noticia, particularmente para sectores como los de la alimentación y la automoción. En EE. UU. también se revisa al alza la previsión de crecimiento del PIB en 0,5 puntos porcentuales, hasta el 0,8%. Todo lo anterior debería dar soporte directo a la actividad de las empresas enfocadas en el comercio exterior e indirecto al resto de la economía.


En segundo lugar, se espera que la reciente caída en el precio de los combustibles se mantenga durante los próximos meses limitando las pérdidas de competitividad del sector exterior. En particular, los futuros descuentan hoy precios del gas entre un 40% y un 50% inferiores para 2023 y 2024 a los que se preveían hace apenas tres meses. El barril de petróleo cotiza hasta un 40% por debajo de los niveles máximos observados en 2022. Aunque el precio de la electricidad generada con gas se mantiene en niveles históricamente elevados, la mayor certidumbre sobre el suministro y la expectativa de mantenimiento o, incluso, descenso de los costes en los próximos meses debería añadir hasta 0,6 pp al crecimiento del PIB en 2023. Esto debería acotar el impacto negativo sobre la industria.


La desaparición de los cuellos de botella es otro de los factores que ayudarán a que el comercio continúe mostrando tasas de crecimiento positivas. La disponibilidad de contenedores ha mejorado junto con la reducción de los tiempos de entrega y los costes de transporte. Las empresas comienzan a acumular inventarios y las cadenas de valor se normalizan. Uno de los sectores donde esto es más evidente es el del automóvil. Entre enero y julio del pasado año, la producción del sector fue un 22% menor que en el mismo período de 2019. Sin embargo, desde entonces se observa un punto de inflexión: entre agosto de 2022 y enero de 2023 la industria manufacturó sólo un 8% menos que en los mismos meses de 2019. Otros sectores, como el aeronáutico, también comienzan a beneficiarse de la mayor disponibilidad de bienes intermedios y los de construcción naval o de otro material de transporte deberían hacerlo pronto.


Finalmente, se estima que, entre subvenciones y licitaciones aprobadas, podrían haber llegado a la economía real, en 2022, unos 13 mil millones de euros relacionados con los fondos NGEU. Las cifras conocidas para el comienzo de 2023 son alentadoras y podrían adelantar que durante este año se logren ejecutar entre 15 y 20 mil millones de euros. 


Sin embargo, se han observado varios cambios en el escenario que apuntan hacia una recuperación a medio plazo menos intensa y a la aparición de riesgos. Aunque la inflación total desciende, la subyacente, que incluye más del 80% de la cesta de consumo de las familias, continúa aumentando y se encuentra en niveles elevados (alrededor del 7%). Por otro lado, se prevé que el BCE continúe aumentando el coste de financiación, al menos, hasta el 4%-4.25%. Los efectos de la política monetaria sobre la economía española comienzan ya a verse. Por ejemplo, la financiación a las empresas no financieras habría estado cerca del estancamiento a finales del año pasado, a pesar de que la inflación se situó en promedio en el 8%, de que los costes de producción probablemente aumentaron más que eso y de que hay de por medio un plan de inversión pública de magnitudes no vistas en los últimos años.


En un entorno de alta inflación, incremento en los costes de financiación y volatilidad de los mercados financieros, la incertidumbre será elevada.

 

Miguel Cardoso Lecourtois, 

Economista Jefe para España en BBVA Research. 

 

 

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