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Domingo, 14 de Diciembre de 2025

Actualizada Domingo, 14 de Diciembre de 2025 a las 18:25:43 horas

China manda en el agua de Asia

Manuel Rodríguez

En el Tibet, nacen prácticamente todos los ríos importantes que surcan Asia en cualquier dirección. Desde allí se puede controlar un recurso más valioso que el petróleo y que no se puede comprar o vender por barriles.

En mis primeros viajes al Tibet, cuya mayor parte pertenece a China, me sorprendió la pobreza del paisaje, la aparente falta de estructuras económicas, y la pasividad de la población tibetana. Me venía a la cabeza, con cierta incomprensión, la campaña militar que lideró Mao en los comienzos de la nueva República China, para conquistar la región tibetana, tan lejana, agreste y atrasada. Cuanto esfuerzo para anexionar tan poca riqueza.

 

Mis proyectos profesionales, me llevaron a visitar con mucha frecuencia esta región y a conocer sus recursos, algunos de ellos poco convencionales, como las horas de radiación solar en una latitud similar a la de Canarias, pero sobre todo el más valioso: el agua. En el Tibet, nacen prácticamente todos los ríos importantes que surcan Asia en cualquier dirección. Desde allí se puede controlar un recurso más valioso que el petróleo y que no se puede comprar o vender por barriles. El agua que nace en el Tibet y baja hasta la India, Pakistán o Thailandia, entre otros países, la controla China.

 

Nunca me había parado a pensar que los ríos claves de Asia, como el Indo, Ganges, Brahmaputra, etc…, nacen todos en el Tibet que controla China. Quizás no era este el motivo que movió a Mao a hacer aquella campaña de dominación del Tibet. Cuentan los historiadores, que fue el querer controlar el nacimiento de sus dos grandes ríos, claves para China, el Yangtsé y el rio Amarillo, pero el premio geoestratégico de controlar las reservas de agua del continente asiático, le ha tocado a China, y su gobierno es consciente de ello.

 

China tiene un gran desequilibrio hidrográfico, ya que el sur del país posee el 70% del agua, a través del Yangtsé y sus afluentes, y el resto solo el 30%, prácticamente concentrado en el rio Amarillo. Como digo frecuentemente, a China le gustan las soluciones a lo grande y dicen los hindúes que alguien en la administración china ya se está planteando, por qué no trasvasar agua en origen, en las alturas del Tibet, de la cuenca sur a la cuenca que vierte hacia el norte de China. Empieza a haber gran preocupación en India y Pakistán por los rumores que apuntan a que no sea agua del Yangtsé, sino del Ganges, Indo o Brahmaputra, la que surta a la parte norte de China.

 

Y es que la gestión del agua ni ha sido ni es, un tema resuelto por la administración china, que viene dando bandazos entre centrarse en la inversión pública y acudir a la gestión privada. Ya no es tanto un problema de depuración de aguas residuales, sino más bien de captación de esas aguas de forma discriminada. De qué sirve construir depuradoras para aguas residuales urbanas, cuando hay miles de pequeñas industrias incontroladas que vierten sus aguas al mismo lugar que van las de uso domestico. Todo el sistema colapsa, no importa lo que inviertas en nuevas y modernas instalaciones.

 

Las soluciones a estos problemas llegan rápido y a veces de forma contradictoria.  Se construyen polígonos industriales con sus propias depuradoras y en el norte del país, en las zonas costeras donde el agua escasea, se obliga a las industrias a desalinizar el agua que van a consumir. Son buenas medidas que palian el problema y construyen futuro para estas zonas, pero queda mucho por hacer, especialmente dotar a la inversión privada en infraestructuras, de un marco legal y operativo, que de una adecuada y ágil respuesta a los problemas.

 

Aquí se abre un campo de acción importante para las empresas españolas, con buena tecnología y experiencia en desaladoras de todo tipo y dimensión. Ya no se trata de acudir a concursos públicos para obtener concesiones de grandes desaladoras, cuya gestión y cobro de cánones de desalación, ha venido siendo un dolor de cabeza para alguna empresa española no hace muchos años. La venta de esta tecnología puede hacerse, directamente a las empresas y polígonos industriales, y el riesgo empresarial puede ser controlado. La labor exige un buen trabajo de campo con las administraciones locales, los polígonos industriales y las empresas, ya sean privadas o públicas.

 

La voluntad política de solucionar el problema del agua en China existe, si bien se diluye el impulso, a medida que se baja por la escalera administrativa: gobierno central, provincial, municipal y distrito. La oportunidad existe, y en los pequeños proyectos locales o empresariales se puede encontrar más beneficio que en los grandes, donde la licitación de ofertas es encarnizada.

 

Concluyamos pues, que China ofrece grandes retos, para dar respuesta a sus nuevas necesidades en el campo del agua, tanto para su captación, como para su depuración. No va a ser un tema de oportunidades a corto plazo, tenemos trabajo para décadas, y la empresa española, que tanto en desalación, como en depuración esta en primera línea mundial, tiene una excelente oportunidad de negocio.

 

Manuel Rodríguez
Consultor de Negocios para China

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