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Jueves, 04 de Diciembre de 2025

Actualizada Jueves, 04 de Diciembre de 2025 a las 15:06:25 horas

DORA: el paradigma imprescindible para conseguir la resiliencia digital en el sector financiero

Lisette González

La entrada en vigor del Reglamento Europeo sobre Resiliencia Operativa Digital (DORA, Reglamento UE 2022/2554) en enero de este año ha marcado un antes y un después en la forma en la que las entidades financieras europeas (y sus proveedores tecnológicos) tienen que gestionar el riesgo operativo y la ciberseguridad.


 

DORA no es sólo una norma más dentro del creciente ecosistema regulatorio comunitario; es la piedra angular de una estrategia de resiliencia digital integral que garantiza la continuidad del sistema financiero en un entorno cada vez más interconectado, dependiente de la tecnología y expuesto a ciberamenazas de escala global.

 

A diferencia de regulaciones previas, DORA no se limita a exigir medidas de ciberseguridad. Su alcance es mucho más ambicioso: armoniza las obligaciones en materia de gestión de riesgos, continuidad de negocio, notificación de incidentes, pruebas de resiliencia y supervisión de terceros proveedores tecnológicos críticos. El reglamento unifica también criterios que hasta ahora estaban dispersos entre distintas directrices de la EBA, la EIOPA y la ESMA. El resultado es un marco coherente y exigente, aplicable tanto a bancos y aseguradoras como a empresas de servicios de pago, fintechs y proveedores esenciales de tecnología en la nube.

 

Los 6 grandes desafíos para el sector financiero español

 

El cumplimiento de DORA representa para el sector financiero español un reto de gran calado, tanto organizativo como tecnológico. Entre las principales necesidades que tendrá el sector financiero de nuestro país destacan:

 

 

1.       Integrar la resiliencia digital en el gobierno corporativo. DORA exige que la responsabilidad última del riesgo operativo digital recaiga en el órgano de administración. Esto implica un cambio cultural: los consejos deberán comprender la naturaleza técnica del riesgo, aprobar la estrategia de resiliencia y supervisar su ejecución con la misma rigurosidad que otros riesgos financieros.

 

2.       Revisar y reforzar los marcos de gestión de riesgos tecnológicos. Las entidades deben identificar, clasificar y mitigar riesgos derivados de sus activos tecnológicos, infraestructuras, procesos y datos críticos. Se exige una visión holística: desde la seguridad lógica y física hasta la
dependencia de proveedores externos, pasando por la obsolescencia tecnológica o la gestión del software interno.

 

3.       Gestionar la relación con proveedores. DORA introduce un nuevo régimen de supervisión directa sobre los proveedores tecnológicos esenciales, especialmente los de servicios en la nube. En este punto, es fundamental, pues, contar con proveedores que estén certificados por AENOR y que puedan garantizar la aplicación de la norma. En caso contrario, nos encontraríamos ante un eslabón muy débil que puede echar atrás cualquier estrategia interna, por profunda y estricta que sea.

 

4.       Implantar un proceso de notificación de incidentes unificado. Las entidades deberán informar sobre incidentes significativos a las autoridades competentes bajo plazos muy estrictos, armonizados en toda la UE. Esto requerirá mecanismos de detección, clasificación y comunicación automáticos, integrados con los equipos de seguridad y continuidad. De nuevo aquí, contar con proveedores certificados será una ayuda esencial para cumplir con la norma.

 

5.       Desarrollar capacidades avanzadas de prueba y simulación. DORA establece la obligación de realizar pruebas periódicas de resiliencia operativa digital, que van desde ejercicios internos hasta Threat-Led Penetration Testing (TLPT) con equipos red y blue coordinados, bajo estándares europeos comunes (como TIBER-EU).

 

6.       Consolidar la cultura de resiliencia digital. Más allá de los procedimientos, DORA exige una transformación en la forma en que las organizaciones conciben el riesgo tecnológico. La resiliencia ya no se mide sólo por la capacidad de resistir un ataque, sino también por la velocidad de detección, respuesta y recuperación.

 

Aunque el cumplimiento inicial puede percibirse como un esfuerzo financiero, DORA ofrece beneficios tangibles para el sector, tanto para las entidades como para los consumidores. Por un lado, las organizaciones que adopten DORA de forma proactiva reforzarán su reputación en seguridad y fiabilidad, un factor cada vez más determinante en la elección de productos financieros. Además, cumplir con la regulación permite anticipar vulnerabilidades y evitar interrupciones críticas del negocio, así como reducir duplicidades normativas, especialmente en grupos multinacionales.

 

A largo plazo, esta norma contribuirá a fortalecer la resiliencia sistémica del sector financiero europeo, minimizando el riesgo de contagio derivado de fallos tecnológicos o ciberataques masivos. En un contexto geopolítico marcado por la fragmentación tecnológica y la competencia digital global, la Unión Europea consolida así su soberanía operativa y su autonomía estratégica.

 

 

El papel de los supervisores y la cooperación del sector

 

 

DORA prevé un papel coordinado de las autoridades europeas y de los supervisores nacionales (en nuestro caso, el Banco de España, la CNMV y la Dirección General de Seguros, con el apoyo del CCN-CERT en el ámbito técnico). Por eso, la cooperación entre entidades será clave. El intercambio de información sobre amenazas, vulnerabilidades y buenas prácticas será fundamental para que el sector financiero español pueda reforzar su defensa colectiva. Iniciativas conjuntas para compartir inteligencia, ejercicios interbancarios y estándares comunes de respuesta serán esenciales para
maximizar el impacto positivo de la norma.

 

Lejos de ser un mero ejercicio de cumplimiento, DORA representa una oportunidad estratégica para el sector financiero europeo y, por tanto, español. La resiliencia digital será un elemento diferenciador de competitividad. Las entidades que consigan integrar este enfoque de manera
transversal, desde el diseño de sus productos hasta la gestión de su cadena de suministro tecnológica, estarán mejor preparadas para competir en un entorno donde la confianza digital es un activo esencial. Por eso, para España, con nuestro sistema financiero digitalmente tan avanzado y con una sólida infraestructura regulatoria, el cumplimiento de DORA no debería verse como una obligación, sino como un impulso para consolidar el liderazgo europeo en ciberresiliencia bancaria.

 

Lisette González,

directora general de TransUnion España

 

 

 

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