El precio de la gasolina impulsa a la inflación en agosto

La inflación aumentó en agosto por segundo mes consecutivo (1,9% vs 1,7%), impulsada, básicamente, por la partida de energía: aportó 0,4 p.p. a la interanual de la inflación general frente a 0,2 p.p. en julio y explica por sí sola el repunte de agosto. Detrás de ese aumento de la energía se encuentra el encarecimiento del petróleo (52,6 $/barril de Brent en media mensual vs 45,0 $ en agosto de 2016), que se ha trasladado al precio de la gasolina (+10% interanual en agosto, en parte por el cierre de refinerías tras el huracán Harvey).

Excluyendo las partidas de energía y alimentos, el componente subyacente permaneció estable en el 1,7% interanual por cuarto mes consecutivo. Lo más llamativo respecto a los últimos meses es que la partida de vivienda (la de mayor peso en la cesta del IPC) rompió la tendencia de moderación de los últimos meses y se aceleró levemente (2,9% vs 2,8%). Por ahora, ese aumento se compensó por el registro en cuidados médicos (1,8% vs 2,6%), otros bienes y servicios (2,2% vs 2,5%), vestimenta y calzado (-0,6% vs -0,4%) y en educación y comunicación (-2,6% vs -2,5%).

El registro de agosto se encuentra en línea con nuestras expectativas y, teniendo en cuenta que el precio del petróleo se ha mantenido más o menos estable en las últimas semanas, no es necesario cambiar nuestro escenario de inflación para el corto plazo: en principio, la energía tendrá una aportación similar a la de los últimos meses y contribuirá a que la inflación general cierre el año en torno al 2,0%-2,1%. Por su parte, la subyacente seguirá estable (podría cerrar el año en el 1,8%) y no se producirá una subida relevante hasta que cambie la tendencia en cuidados médicos o en educación y comunicación (ya se observa una moderación en la agresiva campaña de las operadoras de telefonía móvil).