Día Jueves, 08 de Enero de 2026
En plena reconversión de su modelo de crecimiento, China se centra en tecnologías avanzadas, manufacturas, I+D, activos refugio y know-how.
El valor combinado de inversión directa de China en Europa y Norteamérica se elevó en 2015 a 40.000 millones de dólares, según el informe de Baker & McKenzie ‘Bird's Eye View’ sobre inversión extranjera directa (IED) de China, elaborado en colaboración con Rhodium Group. En contraste con tres décadas de débil inversión destinada a adquisiciones y nuevos proyectos greenfield, ambos continentes se han convertido en destino de fuertes flujos de capital chino. Hasta 2008, estas regiones recibían cada año de media inversiones inferiores a 1.000 millones de dólares.
Se trata de una tendencia que redefine el panorama inversor global, las cadenas de valor internacionales y las relaciones políticas del gigante asiático. En esta nueva etapa de desarrollo económico y acelerada integración financiera, el país ha entrado con fuerza en el top 3 de exportadores de IED a nivel mundial, con un crecimiento anual medio del 15 % desde 2005.
Los niveles de inversión crecen de la mano en ambas áreas en 2015, si bien Europa, con 23.000 millones de dólares, superó a Norteamérica, que recibió el año pasado 17.000. Entre 2000 y 2015, las transacciones chinas en Norteamérica ascendieron a 108.000 millones de dólares frente a 97.000 millones en Europa.
Según ha declarado Maite Diez, socia de M&A de Baker & McKenzie, "la inversión china está en fases tempranas y esperamos años de fuertes flujos de capital. 2016 va a ser otro ejercicio récord tanto en Europa como en Norteamérica. El primer trimestre de este año se produjeron las mayores inversiones desde que hay registros y se han anunciado adquisiciones por más de 60.000 millones de dólares en Europa y 30.000 millones en Norteamérica". La ralentización de China, la incertidumbre relativa al tipo del renminbi y el temor a mayores controles de capital impulsan la actividad desde la segunda mitad de 2015.
Durante la crisis económica los atractivos niveles de precios y la privatización de activos públicos han atraído al sur de Europa la inversión china, hasta copar el 40 % del flujo hacia la región en 2015
Se estima que China invertirá globalmente hasta 2020 cerca de 200.000 millones de dólares cada año, lo que representa una enorme oportunidad para impulsar la recuperación. No obstante también provocará controversia sobre la necesidad de acuerdos de inversión bilaterales en tanto que la inversión del país asiático siga orientándose a industrias que, en China, están fuertemente blindadas ante la inversión exterior.
El atlas de la inversión china
En Norteamérica, las empresas chinas han extendido su actividad de grandes ciudades costeras y núcleos industriales a la mayoría de zonas urbanas y a un número creciente de economías rurales. A cierre de 2015, 48 de los 50 estados de EEUU y 10 de las 13 provincias canadienses eran receptores de IED china.
En Europa, tradicionalmente centradas en economías core, las empresas chinas se han vuelto también grandes inversores en el sur, el norte y el este de la región. Alemania mantiene su atractivo, con crecientes entradas de capitales, de 250 millones de euros en 2008 a 2.000 millones cuatro años después. La crisis financiera modificó los intereses de estos inversores, orientándose hacia nuevas oportunidades, como en España y otras economías del sur de Europa, donde aprovecharon los reducidos niveles de precios y la privatización de activos públicos en utilities y otros sectores. El sur recibió en 2015 el 40 % de la inversión china en todo el continente.
“La mayor orientación de la inversión china hacia economías maduras se debe a los cambios de modelo económico del país. Los activos extranjeros más atractivos son los vinculados a tecnologías avanzadas, energías renovables, IT e infraestructuras de facturación en Europa y los sectores del entretenimiento, la salud o el software en Norteamérica”, ha destacado Maite Diez.
Asimismo, se busca incrementar el know-how, la capacidad en I+D y activos refugio para protegerse de la incertidumbre económica en China. Las reformas chinas para modernizar la industria, impulsar el sector servicios y abrir más el país a los flujos de comercio e inversión internacionales son un catalizador de largo recorrido para las ambiciones internacionales de sus firmas.
Perfil de los inversores
En el ámbito de la inversión china, el papel de compañías aseguradoras, grupos financieros y private equity cobra cada vez más peso.
El 80 % de la inversión recibida en Norteamérica en 2015 tuvo origen en empresas privadas. Mientras, en Europa estas coparon solo el 35 %y los actores chinos más fuertemente involucrados fueron fondos soberanos y empresas públicas, a causa de grandes operaciones industriales, privatizaciones, etc.
Por otro lado, tal como indica el estudio de Baker & McKenzie, España es el país donde los ciudadanos son más favorables a las transacciones de adquisición de compañías nacionales por parte de firmas extranjeras.
Efecto de las diferentes políticas y regulaciones
Las políticas y regulaciones están siendo determinantes para este auge, buen ejemplo de ello son la liberalización y racionalización de los requerimientos regulatorios en China. Las políticas industriales y la acción de los fondos soberanos están impulsando estas tendencias de inversión exterior. Desde el punto de vista de los receptores, la situación diverge entre países en términos de apertura, recelos o políticas proteccionistas hacia la entrada de capital chino por riesgos económicos, políticos o de seguridad.

































