Día Jueves, 08 de Enero de 2026
España - Rusia
Descifrando a Rusia desde Europa
Rusia tiene pendiente hacer un análisis contable de sus verdaderas potencialidades que incluya con objetividad las debilidades. Sin planteos imperialistas trasnochados. Ni diabolizando sistemáticamente al presidente ruso.
Rusia es un país con una enorme extensión lo cual le imprime orgullo pero le supone grandes retos para conseguir su gobernabilidad. No se puede por ello hablar de forma genérica de este casi-continente, los indicadores promedio inducen irremediablemente a error.
Умом Россию не понять\ аршином общим не измерить \у ней особенная стать\в Руссию можно только верить.
Con la razón Rusia no se comprende /con la métrica usual no se la puede medir /
Ella tiene una postura especifica/en Rusia solo se puede tener fe.ТЮТЧЕВ.
A nivel de población por ejemplo es en la parte occidental y sur donde viven dos terceras partes de sus ciudadanos. Y quizás eso explicaría que los rusos son más europeos que no asiáticos, una simple cuestión matemática, añadido a una cierta minusvaloración de todo lo siberiano.
A nivel económico sería una potencia si se cuentan los recursos energéticos tanto de gas como de petróleo, también por las materias primas. Pero el sistema productivo aprovecha de modo eficaz estos recursos únicamente desarrollando una fuerte industria en el sector de la defensa. Rusia no ha conseguido después de la era soviética, diversificar sus sectores productivos ni ha sabido crear las medianas y pequeñas empresas que tanto contribuyen en los índices de bienestar. Hay pendiente transferir el “know –how” de este sector exitoso al tejido productivo como lo supo hacer Alemania después de la guerra.
Las infraestructuras son claramente mejorables en cualquier dirección: salud, comunicaciones, educación, consolidación de las instituciones. Las universidades de negocios siguen planteando a sus estudiantes el reto de crear empresarios pero incluso con el apoyo de otras instituciones no lo consiguen.
Como será el futuro de Rusia es algo a lo que hay que apostar hoy, por un lado si los compradores de los productos rusos dentro de unos años lo son de materias primeras y armamento, cualquier país del mundo puede ser el socio comercial, con todas las implicaciones tales como el no mostrar interés por el desarrollo de ese país en otros aspectos. Por el contrario si los compradores lo fueran de productos diversificados y de calidad, el cliente y socio sería de forma natural la vecina Europa. Colaborar con Rusia en diversificar su estructura empresarial en un futuro, debe de ser una prioridad estratégica.
Europa sigue siendo, a criterio de los rusos, el lugar donde se gestiona mejor la dignidad.
A nivel político Rusia en poco tiempo ha pasado de socio confiable para Europa a potencial enemigo. Las causas son muchas y habría que analizarlas desde los dos bandos. Rusia ve la expansión de la OTAN como una agresión, especialmente cuando se aproxima ofreciendo cabida a países tan de la órbita rusa como Ucrania o los Países Bálticos .La construcción de oleoductos alternativos, para desviar el crudo hacia Europa, vía rutas diversas como las de Turquía, es prever un futuro en tensión. La concesión de privilegios institucionales a países de Asia central dentro de los organismos multilaterales, hace que la supuesta agresión occidental tenga fundamento.
No son tratados como amigos, Europa debería de aceptar con naturalidad el área de influencia geográfica rusa. Las sanciones económico–financieras, en vigor, son sin lugar a duda un acto de agresión.
Rusia por su parte es vista como un reto para Europa, las políticas erráticas a nivel internacional y la anexión de Crimea marcan el fin de una época de confianza: el soporte a las políticas separatistas en el este de Crimea en el Don-Bass, son vistas como una agresión a la soberanía de un país ; la muy moderada sintonía alcanzada con Europa para la resolución del conflicto en Siria se ve como indicador de una política internacional en clave imperialista.
Pero cualquier nación por fuerte que sea, si toma posiciones unilaterales lo que consigue es convertirse en un país aislado. En un mundo global esto es sinónimo de debilidad y la acción sin consenso ya ha dejado de ser un símbolo de fuerza. Rusia lo que ha mostrado durante la intervención en Siria ha sido su moderno equipamiento que a modo de catálogo, ha exhibido con notable éxito a juzgar por los posteriores contratos de venta firmados.
Una y otra vez oímos que el presidente ruso no es democrático, pero nadie se para a pensar que heredó de Yeltin, hace tan solo unos 15 años, un país sumido en el caos, la descentralización había conseguido que los territorios fueran regiones fuera de control, pequeños reinados, cada cual a lo suyo. Las estructura de gobierno, los ministerios, por ejemplo, fueron fundados con principios de amiguismo a modo de sociedades feudales. La comunidad, es decir los propios ciudadanos se encontraban sin objetivos comunes. El entramado institucional inexistente o sin contenido, sin otro reto que el expolio al estado.
El presidente Putin actúa contra todo esto y en su defensa cabe indicar que el reto es enorme. Usa los resortes psicológicos con admirable eficacia, basta con leer el apoyo que tiene hoy entre la gente, o escuchar las miles de preguntas que responde cada año a la Nación, homologables a los debates que los políticos hacen en Occidente.
El presidente consigue activar los resortes de apoyo en la población. Hay que matizar sobre los altos índices de popularidad: en las seudo-democracias, al no haber otras alternativas políticas, siempre acostumbran a ser altos.
El miedo está latente en todas y cada una de las decisiones que toma un ciudadano ruso; miedo a perder su trabajo, a perder su puesto en la escuela, a tener los papeles en orden, miedos a los ataques externos en sus multitud de fronteras, a expresar con libertad sus opiniones, a pertenecer a algún colectivo minoritario. El sufrimiento es una constante en el pueblo ruso y el miedo un resorte que amenaza. En Europa ocurre otro tanto con el miedo generado con los tópicos sobre “los rusos”, no ayudan a alcanzar un avance sostenido en las relaciones. Debemos romper este círculo.
Hay quien exagera y dice que Putin es Rusia, quizás no sea así pero hoy habla en nombre de los rusos. Y habría que escucharlo, no es democrático, quizás no, pero tampoco es un Zar a la antigua usanza, quererlo ver de este modo es una simplificación malintencionada.
La literatura de Tolstoi, Gorki, Dostoievski, nos hablan de un pasado feudal y ello tiene implicaciones sociológicas, ser democrático no era tan importante si el señor actuaba con valentía, los abusos en la propiedad pública por parte de los funcionarios era moneda corriente, tolerado, incluso bien visto.mSi esto era antes, hoy vemos que la resolución de conflictos de modo consensuado, es decir democrático, puede ser un símbolo de debilidad; los padres deciden: los hijos obedecen, las mujeres aprueban o condenan. Quizás se usan criterios más primarios de amor y respeto, a los europeos les cuesta entenderlo, tanto como a los rusos les cuesta entender el siempre presente sentido de culpabilidad europeo.
Rusia mira desde tiempos históricos a sus vecinos y lo hace con admiración, a China menos, ha sido así desde Pedro el grande, sigue hoy.
España es un país europeo simpático, amigo, pero no es estratégico. La EU sí que lo es y será un espejo si persiste cohesionada, si consigue éxitos sociales, si sabe buscar sinergias para resolver sus conflictos territoriales. Si no, China será la alternativa.
Rusia debe aceptar con resignación y con todas las consecuencia que no es un imperio, que la soberanía es un valor de otros tiempos. Las batallas de hoy se libran en las universidades, en las instituciones y sobre todo en la conquista del bienestar repartido. Un imperio lo era cuando sus ciudadanos ofrecían su vida por defender la patria, pero hoy reclutar tropas para luchas en los múltiples conflictos en las fronteras de Rusia no es un cometido fácil .
Rusia tiene un indicador que denota claramente que el imperio no es tal, podríamos llamarlo el factor “SALIDA”, EXIT, sus capitales buscan refugio en la bolsa de Frankfurt, en los secretos bancos Suizos o Panameños, sus estudiantes aspiran a formarse en las escuelas francesas, los individuos con poder económico aspiran a vivir en la Costa del Sol española o en barrio londinense de Chelsea. Por un lado el EXIT es un indicador del fracaso de las políticas de Rusia que no consiguen ofrecer un entorno adecuado de vida, por otro es un indicador de que Europa sigue siendo, a criterio de los rusos, el lugar donde se gestiona mejor la dignidad.
Los países del asía central, Kazahastan, Kirguistan, Tadgikistan, ven con recelo a su vecino del norte cuando se anexiona Crimea y no entienden que la soberanía de Ucrania esté en entredicho, o cuando mantiene con mano de hierro a los territorios del Cáucaso sin encontrar soluciones territoriales creativas. No haber asumido del todo la caída de la Unión Soviética provoca miedos en Asia central.
Si se afloja la amenaza imperialista Asia central seguirá siendo una aliado de Rusia. El Soft power, económico y cultural, funcionará puesto que hoy es el auténtico pegamento imperial y Rusia con Asia central lo tiene fácil, basta recordar que lo que recauda Tadjikistan por las trasferencias de los inmigrantes residente en Rusia es equivalente a su producto interior bruto, y en esas proporciones están también Kirguistan. Con Kazahastan el balance es más comercial.
Josep Bertrán. Profesor de comercio internacional. Universidad Pompeu Fabra.































