Día Jueves, 08 de Enero de 2026
“Cualquier empresa que se internacionalice se convierte en una mejor empresa” de eso no tiene duda Núria Vilanova presidenta del capítulo Ibérico del CEAL, organización que tiene como propósito, a nivel institucional, estimular la participación de la empresa privada como agente de cambio.
Es en 1990 cuando nace formalmente el Consejo Empresarial de América Latina. El CEAL es una organización constituida por los empresarios privados más importantes de Iberoamérica y fue creada con el objetivo principal de estimular la participación de sus miembros en las corrientes de intercambio y cooperación, en todos los aspectos en los que la empresa privada pueda contribuir al fortalecimiento de sus vínculos recíprocos y al progreso socioeconómico de las respectivas naciones. El Capítulo Ibérico (CEAL ibérico) ha sido el primero en constituirse fuera del continente americano y está compuesto por más de 75 socios. Desde el CEAL tienen el convencimiento que estos procesos de integración tendrán éxito en la medida en que los empresarios privados de la región asuman su liderazgo correspondiente.
En la actualidad, además de la corriente de internacionalización de las empresas españolas hacia Latinoamérica y de las empresas latinoamericanas a España, se fortalece una tercera vía donde las empresas de ambas regiones se asocian a fin de dar juntos el salto a terceros mercados, así lo explica Núria Vilanova, presidenta del Consejo Empresarial de América Latina Capítulo Ibérico (CEAL ibérico), con quien conversamos sobre estos y otros aspectos del panorama empresarial iberoamericano.
El Ceal capítulo ibérico ha sido el primer capítulo creado fuera del continente americano, ¿qué supone esta apuesta del CEAL por la Península Ibérica?
Se debe a la tremenda interrelación que hay entre los países latinoamericanos y España. En muchos países de la región España ha sido durante años uno de los primeros inversores y siendo esta una asociación que se creó con presidentes y propietarios de compañías que consideraban que la internacionalización era uno de sus principales objetivos, tiene toda la lógica que en ese camino España ocupe un lugar relevante.
El CEAL nace como respuesta a las tendencias de globalización de la economía y el desarrollo de una nueva estructura de bloques económicos ¿en la actualidad qué aspectos marcan esas tendencias?
Si analizamos España, las grandes compañías españolas crecieron sobre todo orientadas hacia Latinoamérica y hoy su gran esfuerzo inversor lo están haciendo en Estados Unidos, Asia y en menos medida África.
Antes la expansión internacional podemos decir que era más bilateral, no entre países sino entre bloques, ahora ya es absolutamente global.
Las grandes empresas mexicanas tienen plantas en Argentina, Estados Unidos, Filipinas, India, etc., ahora el mundo es todos con todos, pero continúa habiendo cierta opción, digamos, de relaciones privilegiadas. En esas relaciones privilegiadas España, como comentamos, ha sido el gran inversor en Latinoamérica, ahora ha habido un cambio de tendencia importante y por primera vez Latinoamérica ha pasado a ser un gran inversor en España. La última de estas entradas relevantes ha sido la del Grupo México, uno de los grandes grupos mundiales líderes en minería que participa como partner en la reapertura de las minas de Aznalcóllar en España y que es una muestra de este cambio de tendencia.
Hemos pasado de España invirtiendo en Latinoamérica a, España continúa invirtiendo en Latinoamérica, pero además Latinoamérica invierte en España.
Me parece especialmente interesante el analizar esta operación, porque es un proyecto nuevo, la apertura de unas minas y que se hace una alianza de una empresa española con Grupo México y eso para mí es la tercera vía, es decir, España invierte en Latinoamérica, Latinoamérica invierte en España y Latinoamérica con empresas españolas inician proyectos nuevos y su siguiente paso tiene que ser la internacionalización.
En ese sentido, España es una magnifica plataforma por ejemplo para el desarrollo en África que ahora es un gran mercado y donde Latinoamérica tiene mucho que aportar gracias a que ha creado grandes compañías que se han especializado en lo que se denomina la base de la pirámide, en ser capaces de ganar dinero vendiendo productos de muy bajo coste a amplios grupos de población con muy bajos ingresos. Esta especialización cuyo mercado no es Europa ni los países en desarrollo encuentra que en África hay un potencial enorme, ya ha habido dos desembarcos de compañías latinoamericanas que han instalado su sede en España y desde España están atacando tanto África como Asia.
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Al hacer referencia a los países latinoamericanos y del Caribe hablamos de economías similares pero con realidades muy distintas ¿Desde las perspectiva empresarial que camino consideran se debe seguir para subsanar estas diferencias?
Creo que es una región que no se puede analizar en bloque, porque son economías tremendamente diferentes. Por ejemplo, nada tienen que ver las compañías mexicanas que han crecido en base a dos parámetros que son irrepetibles en el resto de mercados como es la propia dimensión del mercado -sólo es comparable a Brasil- pero Chile no permite el desarrollo del mismo perfil de compañías para el mercado interior; México también por la vecindad con Estados Unidos, le ha permitido desarrollar unas empresas industriales de un tamaño que es inimaginable para otros países latinoamericanos.
Cada mercado tiene sus particularidades en función de qué tipo de recursos naturales tienen o en función de la dimensión del mercado. Se han generado culturas y perfiles muy diferentes, veo todavía grandes diferencias en los mercados de Latinoamérica.
En el hecho de que la región tenga tantas diferencias hay una parte que se interpreta como positiva, antes las crisis en Latinoamérica eran como una ola o como las fichas del domino, que empezaba en un país y arrastraba a todos los otros y ahora no, sería perfectamente posible pensar que unas economías estuvieran mucho más mediatizadas, por ejemplo, por el descenso de precio de materia prima o desaceleración de China y que eso no afectara a otros países, es decir, tiene una parte positiva que es poder si hay ciclos de desaceleración que estos ciclos no contagien toda la región.
En la región han surgido asociaciones como es el caso de la Alianza Pacífico que convierte a varios mercados en un gran mercado ¿cuál es la visión del CEAL Ibérico al respecto?
Ha despertado entusiasmo y como los mercados son siempre una parte de realidad y otra de expectativa, este entusiasmo desde luego aporta en sí mismo valor.
Yo creo que la Alianza del Pacífico tiene un montón de aspectos positivos, el primero el entusiasmo que ha levantado, el segundo la disciplina y el compromiso de los gobiernos en el crecimiento y en el hecho de que las decisiones que se tomen de carácter micro y macroeconómico tengan una visión más regional, lo que al final ayuda a que las decisiones sean más a medio y largo plazo. Esa convergencia de políticas es beneficiosa para la región.
Otra cosa que ha hecho muy bien la Alianza del Pacífico es la convergencia además en las líneas de libre mercado, de innovación y de desarrollo.
Otro factor que valorar es que en paralelo al diálogo de los gobierno se ha creado una estructura de empresas que tienen también sus encuentros. La alianza tiene un grupo de empresarios en representación de cada país que son la voz de las empresas, eso me parece una medida excepcionalmente positiva.
Como consecuencia del proceso de expansión internacional que atraviesan muchas empresas españolas ¿se ha incrementado la actividad en el continente? ¿Cómo describiría la relación comercial actualmente?
Realmente ha habido un incremento brutal de salida de medianas empresas.
Cuando sales a otro mercado normalmente pierdes dinero, la expansión internacional es un coste para las compañías, porque la internacionalización tiene un premio a medio plazo y un castigo a corto plazo. Hay un factor que estamos viendo en Latinoamérica, compañías de máximo beneficio y cuyo mercado interno está creciendo, a veces se dejan arrastrar considerando que cualquier inversión que hagan en su propio país les reporta muchos más beneficios que esa inversión en la internacionalización y hemos observado que algunos países en Latinoamérica no han aprovechado el momento económico.
Yo creo que la historia nos demuestra que la no internacionalización siempre es un error, o sea, que la internacionalización siempre es buena aunque tenga un coste a corto plazo.
La salida masiva de empresas españolas a Latinoamérica ha tenido un componente digamos negativo para algunas de ellas que no han podido soportar el tirón, si la estructura financiera es débil, ese ha sido el remate, pero ese es un porcentaje relativamente pequeño.
En general ha tenido aspectos muy positivos para las compañías que se han internacionalizado porque están ya empezando a recoger sus frutos.
Tengo la teoría de que cualquier empresa que se internacionalice se convierte en una mejor empresa, porque gestionar a miles de kilómetros de distancia requiere sustancialmente que mejores tus departamentos financieros, de recursos humanos, de control, de todas las áreas. Como compañía tienes que ser más excelente si estás fuera, que sí no.
Sobre el impacto en cada uno de los mercados, creo que se han visto agitados y removidos por la entrada de compañías que se convertían en nuevos partners o en nuevos competidores, eso es buenísimo porque es lo que acelera el dinamismo y la modernización de todos y cada uno de los sectores en los que entra una mayor competencia y permite a las compañías ser más eficaces.
Si empiezas a tener proveedores que hacen que el mercado se dinamice, compita, eso al final acaba impactando en costes, innovación y calidad.
¿Con que escenario suelen encontrarse las empresas españolas a la hora de dar el salto a este mercado y qué aspectos deben considerar?
Cada país es un mundo y no tiene nada que ver uno con otro. Creo que en general los países están haciendo un esfuerzo para simplificar, pero queda mucho todavía por hacer para agilizar la inversión.
Lo que ocurre es que cuando una empresa tiene de verdad voluntad de invertir, el hecho de que la constitución de una sociedad se pueda hacer en 24 horas o en tres meses no le hace desistir, es decir, cuando quieres invertir porque ves una opción de mercado, lo haces aunque el simple hecho de constituir una sociedad y abrir una cuenta corriente sea un proceso lento.
Yo hablaría de mejora, pero desigual y todavía resistencia en algunos países. Lo que sí creo que ha aumentado bastante, es la sensibilidad de las Embajadas españolas, ha habido una labor excepcionalmente buena de Jaime García-Legaz que ha pujado mucho a que los delegados comerciales se sientan de verdad con el objetivo de dar servicio y ayudar a las empresas españolas, ese ha sido un punto de mejora brutal, notándose una voluntad de servicio y eficacia en general.
Los técnicos comerciales del Estado, los que ocupan normalmente los cargos de consejeros económicos y comerciales, han jugado un papel importante en esta crisis, a veces pasan desapercibidos pero las empresas que trabajamos con ellos hemos visto una evolución poco reconocida para lo importante que está siendo.
Si hablamos de sectores ¿Cuáles son las oportunidades más aprovechadas por los empresarios españoles en la región?
Ha habido un cambio, las inversiones estaban muy centradas en utilities e infraestructura, es decir, telefonía, agua, electricidad, gas y las grandes compañías constructoras, de ingeniería, finanzas y banca han sido los grandes bloques que han liderado la internacionalización hacia Latinoamérica, la gran diferencia es que ahora son todos.
No hay un sector que no encuentre oportunidades en la internacionalización en Latinoamérica.
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¿Y esto ocurre tanto para las grandes como para las pequeñas y medianas empresas?
Ahí es curioso, ha habido algún proyecto del Instituto de la Empresa Familiar y del Consejo Empresarial de la Competitividad para que las grandes empresas apadrinen a las PYMES, pero ahí si que todavía nos falta mucho, nos falta la complicidad que puedes encontrar en las empresas estadounidenses, alemanas o francesas donde de verdad las grandes compañías han sido las que han tirado de toda la economía.
¿Qué percepción se tiene en el mercado sobre las marcas y productos españoles?
Lo que no deja de sorprenderme es el alto conocimiento que hay de España entre las elites latinoamericanas, muchos de ellos leen on line los grandes periódicos españoles todas las mañanas, su nivel de conocimiento no es equivalente al que nosotros tenemos en general de sus economías, por lo tanto todos sabían tanto o más que nosotros sobre la crisis, sobre lo tremenda que ha sido, esto por su puesto deterioró nuestra marca en general pero no llegó a afectar la imagen de las compañías en particular que se seguían teniendo como empresas en general con un nivel de compromiso, responsabilidad, buen hacer, buenos productos y sobre todo una gran valoración de los equipos humanos.
Al directivo y al empleado español se le reconoce bastante en Latinoamérica.
El 2014 estuvo marcado por el Gobierno como el año del inicio de la salida de la crisis. ¿El sector empresarial ha notado la mejoría?
Sí, se está notando y además hay muchas ganas de que sea así, creo que las complicidades, los compromisos, los estados de ánimo no afectan solo a los individuos sino a los colectivos y si que estamos en un cambio de tendencia.
¿Cuáles son los principales objetivos de la institución para 2015?
En CEAL Ibérico, nuestro objetivo es ser de alguna manera el espacio de acogida para los grandes inversores latinoamericanos en España y para los inversores latinoamericanos que pueden ser los nuevos parnetrs de empresas españolas para esa nueva fase que comentábamos de globalización.


Tengo la teoría de que cualquier empresa que se internacionalice se convierte en una mejor empresa, porque gestionar a miles de kilómetros de distancia requiere sustancialmente que mejores tus departamentos financieros, de recursos humanos, de control, de todas las áreas. Como compañía tienes que ser más excelente si estás fuera, que sí no.































