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Jueves, 18 de Diciembre de 2025

Actualizada Jueves, 18 de Diciembre de 2025 a las 22:39:31 horas

Conferencia sobre el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos

Sáez de Santamaría: “España quiere un acuerdo porque estamos iniciando la recuperación y generando atractivo para la inversión”

Carlos Alameda Lunes, 02 de Junio de 2014 Tiempo de lectura:

Estudios, cifras e informes que prometen más empleo y mejora de la renta disponible en ambos lados del Atlántico, contra las corrientes críticas con un Tratado que afronta su fase final de negociación con mucho trabajo por hacer. Políticos y empresarios norteamericanos y españoles se han reunido para analizar las oportunidades de negocio que esperan a Europa y Estados Unidos al final de este camino.

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La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, ha sido muy clara sobre la cuestión “El Tratado es fundamental para nuestro país, ahora mismo los intercambios comerciales entre España y Estados Unidos se cifran en 20.000 millones de euros anuales. España quiere un acuerdo para consolidar la recuperación económica” y, además, seguir “generando atractivo para la inversión”.

 

 

Según Sáez de Santamaría lo ideal sería un acuerdo lo más amplio posible y cuánto antes para aprovechar que ahora “hemos logrado hacer del sector exterior un motor de crecimiento”.

 

 

Apuntando hacia el futuro, el ministro de Exteriores José Manuel García-Margallo ha asegurado que sería preciso “hacer compatible el Tratado Transatlántico con la Unión Económica Euroasiática, impulsada por Rusia, a fin de crear una zona de comercio sin aduanas y asegurar la seguridad energética de Europa”. Paso complejo cuando en la propia Europa cuesta definir una postura común a todos los países sobre el Tratado con Estados Unidos. Para Margallo “El Gobierno español está absolutamente comprometido con el acuerdo, aunque haya otros países que se debatan en dudas internas”.

 

 

 

También lanzó críticas a aquellos que se oponen “digan lo que digan las manifestaciones callejeras tenemos que abrirnos, competir, liberalizar nuestros mercados, y no recluirnos en la cueva como los antiguos íberos”.

 

 

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En la misma línea, el presidente de la CEOE, Juan Rosell ha subrayado la necesidad de mayor y mejor “pedagogía para desmontar la desinformación que se está dando, por ejemplo, se dice que el Tratado trata de rebajar la protección del consumidor y del medio ambiente, pero nada más lejos de la realidad”.  Idea a la que se une Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España “el Tratado mejorará la vida de los ciudadanos, el empleo, las facilidades para las pymes, eliminará trabas burocráticas”. Destacó que España es el cuarto país que más se va a beneficiar del Tratado, y que junto a Alemania y Gran Bretaña son los que más entusiasmo están impulsando la firma, por eso, asegura “me da muchísimo miedo la demagogia y el populismo sobre este Tratado en el tramo final”.

 

Muy citado durante la jornada el estudio de la Fundación Bertelsmann que habla de la creación de unos 140.000 empleos en España y unos 70.000 millones de euros de aumento de la renta per cápita total en nuestro país como consecuencia directa del Tratado. Con estas cifras en la mano el Secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, ha recalcado que “la apuesta inteligente de Europa es seguir profundizando en su naturaleza atlántica, para España se trata de la oportunidad para que nuestras empresas colaboren y compitan en Estados Unidos, que es la referencia tecnológica y de creación de conocimiento mundial”. Razones que le llevan a pensar que “no podemos amputar el acuerdo, y dejarlo en un pacto de mínimos, las grandes empresas también deben implicarse y explicar las bondades del Tratado a la gente”.

 

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El impulso desde Washington

 

Desde Estados Unidos, la bandera del compromiso con el Tratado la lleva la propia Administración Obama con la Cámara de Comercio como principal aliada. Su presidente y Consejero Delegado Thomas J. Donohue, tiene una visión geoestratégica del Tratado “es imperativo, ambas regiones lo necesitamos porque nos convertiremos en la zona de comercio más importantes y reforzaremos nuestro liderazgo económico y político mundial”.

 

 

Contra las objeciones al Tratado dispara un nutrido argumentario: “No convertiremos nuestras regulaciones en idénticas, pero sí en compatibles, nadie está hablando de debilitar regulaciones, ni de quitar derechos, sino de lo contrario: más empleo, más productividad y más competitividad”. Por eso, asegura, “hay que rechazar las voces proteccionistas que dicen que el acuerdo no tiene buenos fines”.

 

 

El Embajador de Estados Unidos ante la Unión Europea, Anthony Luzzato, ha querido dejar claro que el Tratado “no es una demanda del gobierno de Estados Unidos, es algo que beneficia a ambas partes”. Por ejemplo, ha citado el caso del sector energético “Estados Unidos es a día de hoy el mayor productor de gas, si tenemos un Tratado podemos ayudar a Europa con su sistema energético”.

 

La marcha de las negociaciones

 

Una numerosa representación de empresarios provenientes de ambos lados del Atlántico ha intercambiado opiniones sobre el estado de la negociación. En la cabeza de la mayoría rondaba la pregunta… ¿Para cuándo tendremos la firma? Algo que el jefe de los negociadores europeos, Ignacio García Berceró, no ha podido contestar con certeza, eso sí, ha afirmado que las negociaciones “aunque están siendo complejas, van a buen ritmo, estamos avanzando en la buena dirección”.

 

Más enérgico se ha mostrado Hendrick Bourgeois, Presidente de AmChamEU y Vicepresidente para Asuntos Europeos de General Electric “Un Tratado amplio y ambicioso mandará una señal inequívoca a los inversores sobre la seguridad y potencial de la economía europea”.

 

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¿Qué opinan las compañías? 

 

En el lado de los empresarios, Arturo Gonzalo, Director de Relaciones Institucionales de Repsol, ha querido profundizar en la necesidad de un acuerdo en materia energética. “La crisis de Ucrania ha puesto de manifiesto la importancia de la seguridad energética como valor que compartir”. Por eso asegura que “Deberíamos avanzar en la provisión de gas licuado estadounidense a Europa, porque sería muy valioso para paliar los problemas energéticos del viejo continente”.

 

Los directivos estadounidenses apoyan con firmeza el Tratado. Por ejemplo, Andrew Hotchkiss, Presidente para Europa, Canadá y Australia de la Farmaceútica Lilly. Para él “si el acuerdo es amplio, el ciudadano se beneficiará de unos medicamentos que llegarán más rápido y con más transparencia al mercado”. Para Liam Benham, Vicepresidente de programas gubernamentales para IBM Europa el Tratado debe “adaptarse a la realidad del mundo actual, para tener éxito debe incluir el movimiento de datos”. Y aunque, entiende que Europa y Estados Unidos tienen un acercamiento distinto a las políticas de protección de datos clama “por un liderazgo político que impulse el acuerdo, ya que la economía digital será el motor del mundo”.

 

La voz de los contrarios al Tratado

 

Frente a estas visiones, y mientras se discutía sobre la necesidad de aclarar todo lo necesario a la ciudadanía los detalles del acuerdo, en la calle, un grupo de medio centenar de personas se habían dado cita en las puertas de la Casa de América. Sus pancartas acusan a las grandes corporaciones de impulsar el acuerdo para hacer negocio. Uno de los portavoces de la Plataforma de Organización contra el Tratado, Felipe Sellera, nos daba su opinión “Se va a dar a prioridad al libre tráfico de mercancías y objetos en perjuicio de los derechos de las personas con la apariencia de que va a ser beneficioso, lo que se va a hacer es armonizar las decisiones a la baja para evitar el entorpecimiento de las importaciones de todo tipo de productos”.  

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Jornada muy intensa, por tanto, en la Casa de América, de la que podemos sacar múltiples mensajes, entre ellos, el repetido por muchos de los conferenciantes: En un mundo globalizado, con la competencia de grandes potencias como China o India, es preciso que Estados Unidos y Europa vayan de la mano.    

 

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