Día Lunes, 03 de Noviembre de 2025
Pekín ha decidido replicar con la Unión Europea el acuerdo alcanzado con Estados Unidos, suspendiendo temporalmente las barreras a la exportación de tierras raras. Este movimiento, que alivia la presión sobre la industria europea, se complementa con una relajación en los controles sobre semiconductores dirigidos a Europa, una medida derivada del conflicto de la empresa Nexperia en Países Bajos.
El gobierno chino ha confirmado que aplicará a la Unión Europea la misma suspensión temporal de restricciones a la exportación de tierras raras que negoció con la administración Trump en Estados Unidos. Esta decisión supone un alivio significativo, aunque parcial, en las crecientes tensiones comerciales entre Pekín y Bruselas.
La medida implica una suspensión de un año de las restricciones impuestas el pasado abril sobre minerales críticos como el disprosio, el neodimio y el terbio. Estos elementos son fundamentales para sectores estratégicos europeos, especialmente la industria automotriz y la electrónica. Gracias a esta tregua, las compañías europeas podrán obtener licencias de exportación con más agilidad.
La Comisión Europea ha valorado la suspensión como un "paso apropiado" para estabilizar el suministro global de estos materiales, aunque ha recordado que se trata de una medida temporal y condicionada a futuras negociaciones. Este alivio para la UE contrasta con la situación de las empresas de Estados Unidos, Taiwán y Corea del Sur, que continúan bajo un régimen de control estricto por parte de China.
Flexibilización tras el caso Nexperia
En paralelo al acuerdo sobre minerales, China también ha anunciado una flexibilización en la exportación de chips y semiconductores al mercado europeo.
Esta decisión surge como respuesta directa al caso Nexperia. Pekín había bloqueado la reexportación de chips fabricados por esta compañía, de capital chino pero con sede en Países Bajos, después de que el gobierno neerlandés interviniera la empresa alegando motivos de seguridad nacional.
Tras las conversaciones internacionales, el gobierno chino ha indicado que evaluará la concesión de exenciones a determinadas empresas europeas, permitiendo el flujo de componentes que cumplan ciertos criterios específicos, aunque los detalles de dichas condiciones no se han hecho públicos. El objetivo es claro: evitar la interrupción de cadenas de suministro vitales para la industria tecnológica y automotriz europea.
Las condiciones del acuerdo original con EE. UU.
El pacto que ahora se extiende a la UE, originalmente firmado entre China y Estados Unidos, consiste en una suspensión de 12 meses de los controles adicionales sobre minerales críticos, incluyendo tierras raras, galio, germanio, antimonio y grafito.
Aunque esto permite a las empresas obtener licencias generales, no elimina la burocracia: deben seguir solicitando permisos y justificando los usos finales de los materiales ante el Ministerio de Comercio chino. De esta forma, Pekín mantiene el monitoreo y la capacidad de veto sobre el destino de los productos, especialmente en aplicaciones sensibles como defensa o semiconductores avanzados.
Como contrapartida en el acuerdo con Washington, EE. UU. se comprometió a pausar la imposición de nuevos aranceles y a extender las excepciones arancelarias de la Sección 301 hasta noviembre de 2026.
Una herramienta diplomática
Estas medidas de alivio selectivo demuestran la estrategia de China de utilizar sus exportaciones de tecnología y minerales como una herramienta de presión diplomática. Al priorizar a la Unión Europea en esta relajación de controles, Pekín busca mantener un cierto grado de "buena voluntad" con Bruselas y minimizar el impacto económico inmediato de las tensiones, todo ello en un contexto de fuerte rivalidad tecnológica y comercial con Washington.








































