Día Lunes, 20 de Octubre de 2025
La tercera edición del “Foro de Liangzhu” se celebra estos días en el distrito de Yuhang (Hangzhou), bajo el lema de “El renacer de la civilización: Patrimonio Cultural y Diversidad Cultural de la Humanidad”.
¿Cómo puede la antigua ciudad de Toledo lograr una protección y un desarrollo más científicos y mejores? ¿Cómo pueden los tres grandes museos del “Triángulo del Arte” de Madrid ofrecer a los visitantes experiencias más diversas y novedosas? ¿De qué manera pueden las instituciones gubernamentales aprovechar mejor el rico patrimonio cultural para impulsar el desarrollo económico? Estas cuestiones, que preocupan a los sectores culturales y creativos de España y de muchos otros países, pueden hallar inspiración en un foro de intercambio de civilizaciones celebrado a más de 10.000 kilómetros de distancia, en la ciudad china de Hangzhou capital de la región de Zhejiang, al sur de Shanghai.
La tercera edición del “Foro de Liangzhu” se celebra estos días en el distrito de Yuhang (Hangzhou), bajo el lema de “El renacer de la civilización: Patrimonio Cultural y Diversidad Cultural de la Humanidad”. El evento se centra en temas claves como el patrimonio mundial y las civilizaciones globales, con el objetivo de promover la transmisión cultural, el intercambio internacional y el desarrollo económico de alta calidad a nivel local. Liangzhu, que es un milenario yacimiento chino de 5.000 años de antigüedad, ilumina el esplendor cultural al fomentar el intercambio y el aprendizaje entre civilizaciones de todo el mundo.
Cerca de 400 invitados procedentes de unos 60 países participan en esta cita, aportando los resultados más recientes de sus investigaciones sobre diferentes civilizaciones y compartiendo nuevos modelos de transmisión cultural. Debaten juntos sobre los orígenes de la civilización, la protección de yacimientos, la gestión de museos y del patrimonio mundial, en un diálogo profundo que trasciende el tiempo y el espacio para celebrar la belleza compartida entre culturas.
Liangzhu, cuyo nombre significa “hermosa isla entre las aguas”, se encuentra en una zona de llanuras atravesadas por ríos en el distrito de Yuhang, subordinado a la ciudad de Hangzhou, en la provincia oriental china de Zhejiang. El yacimiento arqueológico de la antigua ciudad de Liangzhu representa los logros de la civilización arrocera prehistórica de China de hace más de 5.000 años. En 2019, fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO; en 2020. Hoy, gracias a este foro y a iniciativas como “Liangzhu y el diálogo con el mundo”, el lugar se ha convertido en una fuerza pionera —a la vez antigua y joven— que impulsa el diálogo global entre civilizaciones, el intercambio en el marco de la Franja y la Ruta y la difusión de la civilización china.
Diálogo entre culturas, el ejemplo de Toledo
La diversidad cultural de la humanidad hace que el mundo sea más rico y vibrante, permitiendo que distintas culturas dialoguen, convivan en armonía, aprendan unas de otras e innoven a través de la fusión. Las barreras del tiempo y del espacio nunca han impedido la resonancia de la sabiduría de las civilizaciones. Con más de 2.200 años de historia, la antigua ciudad de Toledo fue capital del Reino visigodo y del Imperio árabe; en sus calles conviven los arcos moriscos y las torres góticas, lo que le ha valido el título de “fósil viviente de la coexistencia de tres culturas”. Por su parte, el yacimiento de la antigua ciudad de Liangzhu, con sus 3 millones de metros cuadrados y su complejo sistema hidráulico, demuestra las sólidas raíces de la civilización china de hace cinco milenios. Aunque separadas por más de 10.000 kilómetros y 3.000 años, Liangzhu y Toledo comparten la integración de múltiples influencias culturales y una planificación urbana refinada, testimoniando el código común del desarrollo de las civilizaciones.
La Iniciativa para la Civilización Global, presentada en 2023 por China, reflejó su compromiso y sinceridad para cooperar con la comunidad internacional con el fin de abrir una nueva era de intercambio cultural, entendimiento mutuo y diversidad floreciente en el jardín de las civilizaciones del mundo. A través de iniciativas como la exposición itinerante “Encuentro con Liangzhu: el origen de la civilización”, la creación de una base de datos internacional de la cultura o la promoción global de obras artísticas inspiradas en Liangzhu, su legado ha llegado a 14 países y regiones, entre ellos Grecia, Cuba y Brasil. Además, mediante el programa “Liangzhu y el Mundo”, la antigua ciudad ha entablado “diálogos” culturales con Stonehenge (Reino Unido), la Acrópolis de Atenas (Grecia), la antigua Roma (Italia) y la milenaria ciudad de Toledo (España).
En el encuentro del Día de Liangzhu en Hangzhou 2024 entre Liangzhu y Toledo, expertos españoles subrayaron que “la cultura no debe considerarse solo un objetivo del desarrollo sostenible, sino una poderosa fuerza que lo impulsa”. Esta visión coincide plenamente con la filosofía de Liangzhu de lograr una coexistencia armónica entre protección y desarrollo.
La cultura de Liangzhu
Liangzhu posee una cultura arqueológica del área del delta del Yangtsé y la región circundante del lago Tai, que data de hace 5.300 a 4.300 años. Esta cultura ya presentaba una agricultura de arroz avanzada, una compleja división social del trabajo, una marcada estratificación social y creencias espirituales unificadas. El centro de la cultura de Liangzhu es el yacimiento del mismo nombre de la antigua ciudad de Liangzhu, compuesta por un área palaciega, la ciudad interior y la ciudad exterior, rodeada por un gran sistema hidráulico. La antigua ciudad de Liangzhu es el mayor asentamiento urbano descubierto hasta la fecha en China e incluso en el mundo de hace cinco mil años que combina murallas y un sistema de riego.
La antigua ciudad de Liangzhu era el centro de poder y creencias de la cultura de Liangzhu. Esta cultura había alcanzado la etapa de civilización madura y de los primeros estados, y el yacimiento de Liangzhu constituye un lugar sagrado que evidencia la historia de más de cinco mil años de civilización china.
Ejemplo de la China milenaria y moderna
La región de Zhejiang debe su nombre al río Qiantang, el más largo de la provincia, que literalmente significa “río serpenteante” y es la columna vertebral que alimenta los paisajes naturales de este destino, únicos en el mundo. Esta provincia, con apenas 110 kilómetros cuadrados (la quinta parte que España) pero con más de 58 millones de habitantes, representa el prototipo de la China milenaria, –de hecho, la ciudad de Shaoxing, a 60 km. al sudeste de la capital, Hangzhou, se cree que es la ciudad más antigua de China–, pero también es buen exponente de la China más vanguardista, una de las más prósperas, desarrolladas y densamente pobladas del país, y es mundialmente conocida por su producción de té, seda y arroz.
Su situación, en la costa sureste del país, marca el carácter de sus paisajes: cuenta con un inmenso litoral que mira al Mar de China Oriental y una superficie salpicada de zonas agrícolas, pesqueras y comerciales. Su exuberante naturaleza, su inagotable patrimonio cultural y arquitectónico, y su herencia culinaria, fundamental para la gastronomía tradicional china, son algunas de las razones por las que Zhejiang es el gran destino emergente de este país.
Destacan, entre otras atracciones, el Pabellón Tianyi, la biblioteca privada más antigua de China, con más de 300.000 libros en sus archivos; o el impresionante Lago del Oeste, uno de los cuatro sitios nombrados Patrimonio Mundial de la UNESCO en Zhejiang y fuente de inspiración para poetas y escritores que versaron sobre su inigualable belleza. El Gran Canal, que también ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial, no es solo el canal más largo y antiguo del mundo, es también una maravilla de la ingeniería antigua, que en el siglo VII consiguió desarrollar un sistema hidráulico que permanece hasta nuestros días.
Lugar de peregrinación budista
Zhejiang guarda parte de la herencia del budismo chino, en sus paisajes y templos se hunden las raíces de sus rituales y creencias, que resuenan en la Montaña Tiantai, destino de peregrinaje conocido por los habitantes de la zona como “la escalera hacia el cielo”. Las huellas budistas también permanecen en el templo del Retiro de las Almas, uno de los 10 templos budistas más relevantes del budismo chino, o en el Monte Putuo, en la isla del mismo nombre, considerado el “Reino de los Mares” por el budismo, que ofrece también una ruta de senderismo única en el mundo. Esta montaña es una de las cuatro en el país que son consideradas sagradas por los budistas. La belleza de los paisajes de esta isla conformaba un fondo perfecto para los templos y otras edificaciones religiosas que se construirían allí para esta religión. En sus mejores días esta isla llegó a tener 82 templos y conventos que junto a 128 refugios lograban dar un hogar a unos cuatro mil monjas y monjes budistas.
La vibrante capital de Zhejiang, Hangzhou, fue considerada en la Edad Media como el Paraíso Terrenal, entre sus admiradores estaba Marco Polo que se deshacía en elogios a los jardines y templos de la ciudad. Hoy es una bulliciosa ciudad rodeada de naturaleza, con espacios de compras y artesanía como su pintoresca calle Qing He Fang; la imponente Pagoda de las Seis Armonías, erigida en el año 970 o el interesante Museo Nacional de la Seda, en el que se pueden admirar los vestigios más antiguos del mundo asociados con la cultura de la seda y el arroz en China. Lo mismo ocurre con el templo de Lingyin, un complejo budista fundado en el 326 d.C. y cuya apariencia actual corresponde a la dinastía Qing (1644-1912).
Para completar el recorrido, también se aconseja visitar las plantaciones de té del Pozo del Dragón, sin olvidar la bulliciosa Hefang jie, una concurrida arteria atestada de mercadillos. Igualmente, no debe dejarse de prestar atención a la oferta de ocio nocturno de Hangzhou, ni a su rica gastronomía, presidida en una región con agua dulce y salada por todas partes, por los pescados y mariscos.
Wang Nan, Wang Shu y Enrique Sancho