Día Miércoles, 29 de Octubre de 2025
El año 2025 se presenta para Latinoamérica como un período de crecimiento económico desigual, marcado por una elevada incertidumbre global. A pesar de un notable impulso en años anteriores, la región enfrenta desafíos persistentes como la inflación, la polarización política y la creciente exposición a riesgos comerciales y de seguridad.
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El panorama económico de Latinoamérica se ha vuelto más complejo. Tras un período de fuerte expansión impulsado por el auge de las materias primas y un sólido consumo interno entre 2022 y 2024, la región se encamina hacia un estancamiento del crecimiento en 2025. Así lo ha desvelado Luca Moneta, Senior Economist for Emerging Markets & Country Risk de Allianz Trade, en un reciente seminario web organizado por Solunion Colombia.
Según el experto, factores globales como las tensiones comerciales, los conflictos geopolíticos y la volatilidad financiera, están erosionando el impulso de la región. A esto se suma la apreciación de las divisas locales frente al dólar, un fenómeno que, si bien incrementa el poder adquisitivo de los ciudadanos, disminuye la competitividad de las exportaciones y favorece el aumento de las importaciones, lo que desplaza la producción nacional.
La inflación sigue siendo uno de los principales retos, a pesar de las políticas monetarias restrictivas implementadas por los bancos centrales. Se anticipa una posible bajada de los tipos de interés en varios países, aunque esta medida podría ser contraproducente si se adelanta y la Reserva Federal de Estados Unidos no reanuda un ciclo expansivo. Una situación que podría debilitar las monedas locales y reavivar las presiones inflacionarias.
El contexto político tampoco contribuye a la estabilidad. El ciclo electoral 2025-2026 se desarrolla en un clima de creciente polarización y falta de mayorías claras, lo que aumenta la incertidumbre económica. A esto se le suma un incremento en la inseguridad y los litigios internacionales que afectan a sectores estratégicos como la minería y los recursos energéticos.
El análisis de Allianz Trade desglosa la situación en varios países clave:
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México ha demostrado una resiliencia inesperada frente al proteccionismo estadounidense, pero la confianza del consumidor ha decaído tras las elecciones en EE.UU. El futuro del Tratado T-MEC, que se revisará en 2026, representa un desafío importante.
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Brasil exhibe un crecimiento modesto pero constante, respaldado por el consumo y un mayor gasto público, si bien enfrenta una desaceleración del crédito.
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Argentina comienza a mostrar señales de recuperación tras una serie de medidas de estabilización económica, aunque la inflación sigue siendo un obstáculo con una previsión del 24% para el cierre del año.
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Chile ha visto un repunte en el consumo gracias a la revalorización del cobre y la estabilidad macroeconómica, aunque la volatilidad de su moneda sigue siendo un factor de riesgo.
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Colombia depende en gran medida del consumo, que representa el 77% de su PIB, pero padece de baja inversión, riesgo fiscal y problemas de seguridad.
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Perú mantiene la estabilidad macroeconómica gracias a las exportaciones, con inflación baja y desempleo reducido, a pesar de la debilidad del consumo interno y la caída en la producción minera.
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Ecuador muestra signos de recuperación, impulsado por el crecimiento del sector primario y el cacao, aunque su crecimiento per cápita se mantiene por debajo de los países vecinos.
En conclusión, para que Latinoamérica sostenga su recuperación, es crucial que las economías se diversifiquen, fortalezcan la inversión y reduzcan su excesiva dependencia del consumo. Solo así podrán mitigar los riesgos externos e internos que podrían frenar el dinamismo que la región ha experimentado en los últimos años.









































