Día Lunes, 17 de Noviembre de 2025
En un movimiento de gran calado para la economía mundial, la Unión Europea y Estados Unidos han cerrado este domingo el que se considera el mayor acuerdo comercial de su historia. El pacto establece un arancel común del 15% para la mayoría de las mercancías y desactiva la amenaza inminente de una guerra comercial, que contemplaba la imposición de gravámenes superiores al 30% a partir del 1 de agosto. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente estadounidense, Donald Trump, formalizaron el acuerdo en Escocia tras semanas de negociaciones de alta tensión.
![[Img #63936]](https://empresaexterior.com/upload/images/07_2025/9263_historico-acuerdo-comercial-transatlantico-julio-2025.jpg)
La reunión en el complejo de golf de Turnberry, Escocia, ha puesto fin a semanas de incertidumbre y ha evitado un escenario de represalias comerciales mutuas que se estimaban en más de 90.000 millones de euros. El nuevo marco arancelario, aunque calificado por ambas partes como "desigual", se considera un mal menor necesario para devolver la estabilidad y la previsibilidad a las empresas y consumidores de las dos mayores economías del planeta.
El núcleo del acuerdo establece un arancel general del 15% para la mayoría de los productos industriales y agrícolas que cruzan el Atlántico. Sin embargo, el pacto va más allá e incluye importantes concesiones por parte de Europa. La Unión Europea se ha comprometido a incrementar sus compras de energía estadounidense en 750.000 millones de dólares y a impulsar inversiones en territorio norteamericano por un valor de 600.000 millones de dólares. Asimismo, se aumentará la adquisición de material militar estadounidense por parte de los países miembros.
No todos los productos quedan bajo el mismo paraguas. Quedan fuera del acuerdo general el acero y el aluminio, que seguirán soportando recargos de hasta el 50%, y los medicamentos, para los que se diseñarán tasas específicas en el futuro. Este modelo sigue la estela del acuerdo firmado previamente entre Estados Unidos y Japón.
Las voces de los protagonistas
Pese a las dificultades de la negociación, los líderes de ambos bloques defendieron la necesidad del pacto. El presidente Donald Trump, que antes del acuerdo se mostraba escéptico afirmando que había "un 50% de posibilidades, quizá menos", celebró el resultado final: "Este será el mayor acuerdo de todos". Previamente, había insistido en la necesidad de reequilibrar la balanza comercial: "Lo más importante para mí es conseguir un acuerdo justo. Estados Unidos tiene un déficit y debemos reequilibrarlo".
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, subrayó la magnitud del mercado conjunto —"800 millones de personas"— y el alivio que supone el pacto. "Dará estabilidad y previsibilidad a las empresas y consumidores a ambos lados del Atlántico, en lugar de los giros constantes de los últimos meses", declaró. Von der Leyen fue tajante al describir el escenario que se ha evitado: "La única alternativa era una guerra comercial sin precedentes que habría paralizado el comercio entre nuestros continentes".
Impacto en la industria europea y española
Para los sectores industriales europeos, el acuerdo presenta un panorama agridulce. El arancel del 15% supone un incremento de los costes de exportación a Estados Unidos, lo que puede mermar la competitividad de sectores clave como la maquinaria, los componentes industriales, el automóvil o la tecnología. Esta nueva barrera podría incentivar la relocalización de parte de la producción europea a suelo estadounidense para esquivar las tarifas.
En el caso de España, el impacto es especialmente significativo. El Gobierno estima que las exportaciones directamente afectadas podrían alcanzar los 15.100 millones de euros, una cifra que asciende a 22.700 millones si se incluye el efecto indirecto, lo que representa aproximadamente el 83% del total de las ventas españolas a Estados Unidos.
El sector agroalimentario español es uno de los más expuestos. Productos emblemáticos como el aceite de oliva, el vino y el jamón serrano se enfrentan a un encarecimiento que pone en riesgo su posición de liderazgo en el mercado estadounidense. No obstante, el pacto también abre oportunidades, como la atracción de inversiones estadounidenses a Europa y la creación de un entorno predecible que, aunque más costoso, es preferible a la parálisis comercial total. Para España, el reto será diversificar mercados y potenciar el valor añadido de sus productos para mantener su competitividad global.








































