Día Lunes, 08 de Septiembre de 2025
El Monasterio de San Jerónimo de Yuste se ha convertido, por tercer año consecutivo, en el epicentro de un profundo análisis sobre el nuevo orden mundial y el futuro de las relaciones transatlánticas, en el marco del curso de verano 'El nuevo orden mundial y el eje Atlántico'.
Este evento, parte del programa formativo Campus Yuste y de la XXVI edición de los Cursos Internacionales de Verano/Otoño de la Universidad de Extremadura, congrega a un selecto grupo de teóricos, historiadores, politólogos, políticos y académicos.
La inauguración de este curso híbrido y heterogéneo estuvo a cargo de Francisco Rodríguez Jiménez, profesor de la Universidad de Extremadura y codirector del curso. Rodríguez Jiménez enfatizó que los desafíos globales actuales no solo son moldeados por los Estados, sino también por el creciente influjo de las empresas y los organismos trilaterales.
Uno de los puntos centrales del debate es el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. El codirector del curso atribuyó esta victoria a la necesidad de "paliar el descontento social que ha manifestado la clase media americana desde hace más de veinte años", un factor crucial para comprender la reconfiguración internacional.
Rodríguez Jiménez también alertó sobre la creciente polarización ideológica y afectiva que está "carcomiendo las democracias del mundo". A su juicio, esta dinámica, que prioriza conmover al ciudadano sobre la competición política, es exacerbada por las grandes tecnológicas, a las que señaló por no frenar la desinformación y el "terrorismo informativo" que circula por sus plataformas.
Por su parte, Pedro Fernández, rector de la Universidad de Extremadura, subrayó la grave amenaza que representan la inestabilidad política, económica y social, así como la insuficiente cooperación internacional. El rector atribuyó estos problemas a las decisiones unilaterales, excluyentes y proteccionistas de potencias como Estados Unidos, China y Rusia, considerándolas "el germen de las actuales guerras, conflictos y disputas que comprometen la paz mundial", con consecuencias devastadoras como la pobreza y la discriminación en los países más vulnerables.
Fernández recalcó la importancia vital del eje Atlántico para superar los retos actuales y proteger la competitividad, el impacto internacional y el modo de vida. Si bien la guerra en Ucrania ha revitalizado la OTAN y estrechado la cooperación occidental, también ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad del eje atlántico en áreas clave como la energía, la tecnología y la búsqueda de consensos.
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