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Tensión transatlántica ante el ultimátum de Washington

Bruselas asume que deberá ceder ante algunos aranceles de Trump para evitar una escalada comercial a gran escala

Redacción Miércoles, 09 de Julio de 2025 Tiempo de lectura:

La Unión Europea se encuentra inmersa en una carrera contrarreloj para sellar un acuerdo de mínimos con Estados Unidos. El objetivo es desviar una inminente guerra comercial, si bien las autoridades europeas ya dan por hecho que tendrán que aceptar una porción de los gravámenes que la administración de Donald Trump ha impuesto a sus productos, en un intento por "restaurar la predictibilidad" para empresas y consumidores.

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El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, ha confirmado ante el Europarlamento que un entendimiento con Washington es "inminente", pero ha matizado que, a pesar del compromiso por un acuerdo satisfactorio, “debemos admitir que seguirá existiendo cierta necesidad de reequilibrio”. Sefcovic ha enfatizado que las negociaciones en curso han conseguido que la UE evite aranceles más elevados, a diferencia de otros países que han recibido notificaciones directas del presidente estadounidense.

 

Actualmente, los productos europeos se enfrentan a un arancel general del 10% en el mercado estadounidense, cifra que asciende al 25% para sectores específicos como el acero, el aluminio y los vehículos. La amenaza de Trump de elevar estos aranceles hasta el 50% si no se alcanza un pacto antes del 1 de agosto, fecha límite establecida tras una prórroga concedida por la Casa Blanca, ha puesto a Bruselas en una posición delicada.

 

Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha reafirmado la postura de la UE: “Defendemos nuestros intereses y seguimos trabajando de buena fe. Nos preparamos para todos los escenarios”. Von der Leyen ha recalcado que el esfuerzo negociador es constante porque “los aranceles afectan negativamente a las empresas”, y ha valorado positivamente la prórroga hasta el 1 de agosto, que concede un margen adicional para una conclusión exitosa.

 

Desde la perspectiva estadounidense, el presidente Donald Trump ha expresado un cambio en la actitud negociadora de la UE, señalando: “Ahora están siendo muy amables con nosotros y veremos qué pasa. Probablemente, estamos a dos días de enviarles una carta. Estamos hablando con ellos. Solo quiero que sepan que una carta significa un trato”. Trump ha destacado que la Unión Europea “nos trató muy mal hasta hace poco. Ahora nos tratan muy bien”.

 

Si la Unión Europea no consigue sellar un acuerdo comercial con EE.UU. antes del 1 de agosto, se activaría un abanico de estrategias para hacer frente a la imposición de nuevos aranceles estadounidenses

 

 

La prioridad para la UE es lograr un acuerdo que evite la aplicación de nuevos aranceles a partir del 1 de agosto. Bruselas asume que parte de los gravámenes actuales de Trump se mantendrán, pero confía en que el diálogo abierto impida una escalada comercial dañina. La Comisión Europea tiene preparada una lista de productos estadounidenses que podrían ser objeto de contramedidas en caso de que las negociaciones fracasen, buscando así restaurar la estabilidad económica y global, incluso si eso implica aceptar ciertos aranceles como parte de la nueva relación comercial con Estados Unidos.

 

Las alternativas de la UE si no se logra un acuerdo antes del 1 de agosto

 

Si la Unión Europea no consigue sellar un acuerdo comercial con Estados Unidos antes de la fecha límite del 1 de agosto, se activaría un abanico de estrategias para hacer frente a la imposición de nuevos aranceles estadounidenses. Una de las primeras medidas contempladas es la imposición de contramedidas propias. Esto implicaría aplicar aranceles adicionales a productos específicos de EE.UU. como forma de represalia directa. Sectores como el automotriz, la tecnología médica, los componentes industriales, las bebidas alcohólicas y los productos agrícolas estadounidenses podrían verse afectados, lo que encarecería su entrada al mercado europeo y, en consecuencia, tendría un impacto directo tanto en empresas como en consumidores.

 

Además de las represalias arancelarias, la UE podría recurrir a la Organización Mundial del Comercio (OMC). Este camino implicaría la presentación de una queja formal si Bruselas considera que los aranceles de EE.UU. infringen las normas comerciales internacionales. El procedimiento inicial sería una solicitud de consultas bilaterales, y en caso de no alcanzarse un acuerdo, se podría formar un grupo especial encargado de analizar el caso y, si procede, autorizar compensaciones o incluso represalias.

 

Desde 2023, la Unión Europea cuenta con una herramienta legal adicional: el instrumento contra la coerción económica. Si las medidas impuestas por Estados Unidos fueran consideradas coercitivas, la UE tendría la facultad de restringir el comercio, las inversiones o la financiación de empresas estadounidenses en territorio europeo, lo que representaría una respuesta contundente a las presiones económicas.

 

Paralelamente, la UE aceleraría su estrategia de diversificación de mercados. Esto se traduciría en una búsqueda intensiva de nuevos socios comerciales y la profundización de acuerdos ya existentes con regiones como Mercosur, México, Suiza, India, Tailandia, Malasia e Indonesia. El objetivo es reducir la dependencia del mercado estadounidense y compensar las posibles pérdidas comerciales que se deriven de un escenario sin acuerdo.

 

Asimismo, la Comisión Europea podría establecer un grupo de trabajo para la vigilancia y el control de importaciones. Este equipo se encargaría de monitorear posibles desvíos de comercio y aumentos inusuales en las importaciones de terceros países, con el fin de proteger a los sectores sensibles del mercado europeo de posibles distorsiones.

 

Finalmente, y a pesar de la activación de cualquiera de estas medidas, la UE ha dejado claro que mantendría siempre abierta la vía diplomática y negociadora. La prioridad seguiría siendo encontrar una solución pactada que minimice los daños económicos para ambas partes, incluso en un escenario de tensión. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha sido contundente al afirmar: “Los aranceles injustificados sobre la UE no quedarán sin respuesta. La UE actuará para salvaguardar sus intereses económicos. Protegeremos a nuestros trabajadores, empresas y consumidores”.

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