Día Domingo, 26 de Octubre de 2025
Las delegaciones anuncian “progreso sustancial” tras dos días de intensas conversaciones, aunque los detalles del acuerdo se conocerán el lunes
Estados Unidos y China concluyeron este domingo en Ginebra la primera ronda de negociaciones presenciales para intentar frenar la escalada de la guerra comercial, en un ambiente de optimismo cauteloso y tras más de ocho horas de diálogo el sábado y una segunda jornada el domingo en la residencia del embajador suizo ante la ONU. Ambas potencias, que han elevado los aranceles a niveles históricos -145% por parte de Washington y 125% por parte de Pekín-, han alcanzado un acuerdo preliminar para reducir el déficit comercial estadounidense y aliviar las tensiones, aunque los detalles concretos se anunciarán el lunes.
Declaraciones de los protagonistas
El presidente estadounidense, Donald Trump, celebró el resultado en su red social Truth Social:
“Tuvimos una excelente reunión con China en Suiza. Se discutieron muchos temas y se llegó a muchos acuerdos. Se negoció un reinicio total de forma amistosa, pero constructiva. Queremos ver, por el bien tanto de China como de EE.UU., una apertura de China a las empresas estadounidenses. ¡¡¡Gran progreso!!!”
El secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, confirmó el avance en una breve comparecencia en Ginebra:
“Me complace anunciar que hemos logrado progresos significativos en las cruciales discusiones comerciales entre Estados Unidos y China. Las conversaciones han sido productivas”
Por su parte, el representante de Comercio estadounidense, Jamieson Greer, añadió:
“El presidente declaró una emergencia nacional y aplicó aranceles. Creemos que el acuerdo alcanzado con nuestros homólogos chinos nos ayudará a abordar esa emergencia nacional”
Desde Pekín, la agencia oficial Xinhua advirtió que “el compromiso no ganará respeto” y subrayó la determinación china de proteger sus intereses, pero calificó las negociaciones como “un paso positivo y necesario para evitar una mayor escalada”
![[Img #62665]](https://empresaexterior.com/upload/images/05_2025/1251_thum_7938_scott-bessent-secretario-del-tesoro-de-los-estados-unidos.jpg)
Las negociaciones se celebraron en un ambiente de máxima discreción, en una villa diplomática suiza con vistas al Lago de Ginebra. Suiza fue elegida como sede tras gestiones de su gobierno para facilitar el diálogo. El ministro de Economía suizo, Guy Parmelin, consideró que “el solo hecho de que las conversaciones se estén produciendo ya es un éxito”.
Ambas partes han evitado detallar los puntos específicos del acuerdo, aunque se espera que el lunes se publiquen los términos concretos, que podrían incluir una reducción parcial de los aranceles y compromisos para abrir el mercado chino a empresas estadounidenses. Analistas advierten que, pese al avance, persisten diferencias estructurales y que el clima de desconfianza sigue siendo elevado.
Reacciones y repercusiones
El anuncio ha sido recibido con alivio en los mercados internacionales, que temían un agravamiento del conflicto comercial y su impacto en la economía global. Sin embargo, tanto Washington como Pekín han dejado claro que la negociación es solo un primer paso y que el proceso para alcanzar una solución definitiva será complejo.
Como señaló el propio Greer:
“Es importante reconocer la rapidez con la que hemos llegado a un acuerdo, lo que indica que quizá las diferencias no eran tan profundas como se pensaba”.
La próxima jornada será clave para conocer el alcance real del acuerdo y su impacto en la relación comercial entre las dos mayores economías del mundo.
Ginebra marca el pulso: Las negociaciones EE.UU.-China, un respiro con cautela para la economía española
La primera jornada de negociaciones comerciales entre Estados Unidos y China, celebrada en Ginebra, ya proyecta sus primeras luces y sombras sobre la economía española. Aunque los resultados definitivos de estos encuentros cruciales están aún por concretarse en futuras rondas, el simple inicio del diálogo ha sido interpretado como una señal positiva que podría mitigar la inestabilidad global y ofrecer un respiro, aunque cauto, para España.
El impacto más inmediato se ha dejado sentir en los mercados financieros. La prolongada guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo había generado una fuerte volatilidad, con la bolsa española, el IBEX 35, registrando caídas significativas tras los sucesivos anuncios de nuevos aranceles y represalias. El arranque de las conversaciones en Ginebra ha sido visto por los inversores como un primer paso hacia una posible distensión, lo que podría contribuir a estabilizar el selectivo español y reducir la incertidumbre a corto plazo.
Otro frente clave es la presión inflacionaria y las cadenas de suministro. La imposición de aranceles, en algunos casos superiores al 100% entre Washington y Pekín, había encarecido notablemente los productos manufacturados y tecnológicos a nivel global. Esta situación afectó directamente a numerosas empresas españolas que dependen de la importación de componentes o productos intermedios tanto de China como de Estados Unidos. Un eventual acuerdo o una simple desescalada arancelaria tendría el potencial de reducir los costes de importación y ayudar a contener la inflación en España, un alivio especialmente significativo para los sectores más dependientes de los suministros globales.
En este complejo tablero, España también vislumbra oportunidades para su sector exportador. Aprovechando el contexto de tensión bilateral, el país ha buscado reforzar sus lazos comerciales con China, materializados en la firma reciente de acuerdos estratégicos en áreas como la agroalimentación y la tecnología. Si las negociaciones entre EE.UU. y China progresan y se relajan las barreras comerciales, España podría beneficiarse tanto por un acceso más fluido a un mercado chino más abierto como por la normalización general de las relaciones comerciales globales, facilitando la exportación de sus productos.
No obstante, el panorama no está exento de riesgos diplomáticos y comerciales. El estratégico acercamiento de España a China, en un momento de máxima tensión entre las superpotencias, ha generado ciertos recelos en Washington. De hecho, se han conocido represalias como la retirada de apoyo estadounidense a proyectos españoles en EE.UU. Si las negociaciones en Ginebra no prosperan y la tensión se recrudece, España podría verse presionada a elegir un alineamiento más definido, lo que supondría un considerable riesgo para las empresas españolas con intereses significativos en ambos mercados.
Ante este escenario de incertidumbre prolongada, las empresas españolas ya se habían visto obligadas a una revisión de sus estrategias comerciales y de suministro, buscando proveedores alternativos y diversificando mercados. El inicio de estas negociaciones abre ahora una ventana de oportunidad para que puedan planificar a medio plazo con un menor riesgo de disrupciones imprevistas y sobrecostes.












 
            





























 
                         