Día Martes, 09 de Septiembre de 2025
América Latina se encuentra en un punto de inflexión en su matriz energética, abrazando con fuerza la energía solar como pilar fundamental de su transición hacia fuentes más limpias y sostenibles.
Este ambicioso camino está siendo pavimentado por una sólida alianza tecnológica con China, donde empresas líderes del sector como LONGi, Solis y Pylontech están desplegando proyectos de gran envergadura en la región. Expertos reunidos en el reciente Future Energy Summit pronostican un crecimiento impresionante de hasta el 15% en la capacidad solar instalada para el año 2025, lo que subraya el dinamismo y el potencial de este mercado emergente.
Las perspectivas a largo plazo son igualmente alentadoras. Según datos revelados por la consultora Wood Mackenzie, se estima que Sudamérica experimentará una expansión significativa de su capacidad fotovoltaica, alcanzando los 160 gigavatios (GW) para el año 2034. Este aumento exponencial refleja el compromiso de los países latinoamericanos con la descarbonización de sus economías y la búsqueda de una mayor seguridad energética.
Sergio Rodríguez, director de tecnología de Solis, destacó durante el Future Energy Summit el momento crucial que vive la región: “La energía solar en Centroamérica y el Caribe atraviesa una etapa de crecimiento sin precedentes, impulsada por políticas gubernamentales favorables, reducción de costos tecnológicos y la necesidad de mayor independencia energética”. El encuentro, que congregó a más de 500 líderes de la industria en la región centroamericana y caribeña, sirvió como plataforma para analizar los avances, desafíos y oportunidades que presenta el sector solar latinoamericano.
La convergencia de políticas gubernamentales favorables, la disminución de los costos tecnológicos, la creciente necesidad de independencia energética y el respaldo tecnológico de socios como China están impulsando una transformación profunda en el panorama energético de América Latina
Brasil y Chile se perfilan como los principales motores de esta expansión, acaparando el 78% de las nuevas instalaciones y los proyectos de menor escala (inferiores a 5 megavatios). La vasta geografía y la alta irradiación solar de estos países los convierten en escenarios ideales para el desarrollo de la energía fotovoltaica.
Sin embargo, el camino hacia una matriz energética predominantemente solar no está exento de obstáculos. América Latina enfrenta desafíos significativos en términos de saturación de redes eléctricas, infraestructura insuficiente y limitaciones regulatorias. Estas carencias han quedado evidenciadas en los prolongados apagones que han afectado a países como Colombia, Ecuador, Chile y República Dominicana, poniendo de manifiesto la urgencia de modernizar y fortalecer los sistemas eléctricos.
En respuesta a esta realidad, varios gobiernos de la región están implementando medidas proactivas para impulsar la adopción de energías renovables. República Dominicana, por ejemplo, ha propuesto que el 25% de la energía producida y consumida provenga de fuentes renovables, con el objetivo de elevar este porcentaje al 30% para el año 2030. Esta ambiciosa meta refleja el compromiso del país caribeño con la sostenibilidad y la resiliencia energética.
A esta tendencia se suman países centroamericanos como Honduras, Panamá y Nicaragua, donde se prevé que el crecimiento del mercado solar supere el 20% este año. Un factor clave en este impulso es el financiamiento y el apoyo tecnológico proveniente de Asia, que está permitiendo la electrificación de áreas rurales y la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles, contribuyendo así a un desarrollo más equitativo y sostenible.
Ante los desafíos de la intermitencia inherente a la energía solar, la exploración de soluciones de almacenamiento energético se presenta como un elemento crucial para garantizar la estabilidad y confiabilidad del suministro eléctrico. En este sentido, Sergio Rodríguez enfatizó: “La adopción de tecnología de almacenamiento de energía es clave para resolver los problemas de recorte energético en Suramérica”, añadiendo que inversores como Solis se erigen como “los facilitadores esenciales de sistemas solares con almacenamiento eficiente”.
Rodríguez puso como ejemplo el caso de Chile, un país con abundantes recursos solares pero con un sistema eléctrico vulnerable, lo que limita su pleno aprovechamiento de esta fuente de energía limpia. Por lo tanto, afirmó, "es urgente la necesidad de fortalecer la seguridad y la resiliencia de su sistema eléctrico nacional". En este contexto, aseguró que Solis está incrementando su oferta en territorio chileno a partir de una red que, gracias a su alta potencia de salida y fiabilidad, se consolida como "la opción preferida para las plantas fotovoltaicas de gran escala".
Finalmente, Rodríguez destacó cómo la integración de inversores de almacenamiento ofrece soluciones descentralizadas para hogares y comercios de menor tamaño en Chile, permitiéndoles hacer frente a los apagones y garantizar un suministro eléctrico continuo y confiable.
La convergencia de políticas gubernamentales favorables, la disminución de los costos tecnológicos, la creciente necesidad de independencia energética y el respaldo tecnológico de socios como China están impulsando una transformación profunda en el panorama energético de América Latina. La región se encamina hacia un futuro más limpio, sostenible y resiliente, con la energía solar como protagonista indiscutible de esta prometedora transición.
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