Día Lunes, 03 de Noviembre de 2025
La pugna geopolítica entre Estados Unidos y China por la influencia estratégica en el Canal de Panamá ha escalado drásticamente en las últimas horas, situando a la vía interoceánica y a la soberanía panameña en el centro de una creciente tensión global.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha elevado el tono y las acciones, ordenando el despliegue de tropas estadounidenses en la zona del canal. Trump reiteró su controvertida intención de "recuperar el canal", acusando directamente a China de haber adquirido un "rol dominante" en su administración a través de inversiones portuarias clave y de "violar el acuerdo" de neutralidad que rige la vía.
En una contundente rueda de prensa, Trump declaró: "China está manejando el canal de Panamá, algo que no le fue entregado a China, que le fue entregado a Panamá de manera tonta, pero violaron el acuerdo, y lo vamos a recuperar. El Canal de Panamá volverá a manos de Estados Unidos o va a pasar algo muy poderoso".
Desde Pekín, la respuesta no se ha hecho esperar. El gobierno de Xi Jinping ha ejercido presión sobre la multinacional de capital chino Hutchison Ports para evitar que venda sus operaciones portuarias estratégicas en Panamá, ubicadas en ambos extremos del canal. Esta presión se produce mientras el gobierno panameño reclama a la misma empresa una compensación de 1.200 millones de dólares por supuestas "irregularidades" en la gestión de dichos puertos.
Además, China ha respondido a las acciones y retórica estadounidenses endureciendo los aranceles sobre productos procedentes de EE. UU., elevándolos hasta un 125%. El presidente Xi Jinping ha advertido sobre las consecuencias de esta escalada, afirmando que "no hay vencedores en una guerra arancelaria". En línea similar, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Lin Jian, defendió la postura de su país: "La decisión de Pekín no sólo protege sus propios intereses legítimos, sino que también salvaguarda el orden internacional y los derechos de todos los países afectados por el unilateralismo estadounidense".
En medio de este fuego cruzado, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, ha salido en defensa de la soberanía nacional, negando cualquier injerencia extranjera en la administración del canal. "La soberanía de Panamá no está en cuestión, eso es muy importante y se lo expliqué en detalle (al senador estadounidense Marco Rubio). El canal es operado por nuestro país y así seguirá siendo. No veo una amenaza de alguna acción militar ni tampoco que el tratado esté en riesgo…", aseguró Mulino.
Paralelamente, la Casa Blanca insiste en que su objetivo es "asegurar el Canal de Panamá de la influencia china". Para ello, Washington ha firmado recientemente acuerdos con Panamá que refuerzan la presencia militar estadounidense en la zona y garantizan el paso prioritario de sus embarcaciones por la vía interoceánica. Como muestra de la creciente presión estadounidense, Panamá ha anunciado recientemente su decisión de abandonar la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el ambicioso proyecto de infraestructura global impulsado por China.
La tensión continúa in crescendo, con ambos gigantes presionando al país centroamericano y a las empresas involucradas, mientras la administración del canal y la soberanía panameña se convierten en el epicentro de una compleja partida de ajedrez global.




































