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Martes, 28 de Octubre de 2025

Actualizada Lunes, 27 de Octubre de 2025 a las 22:52:11 horas

Una infraestructura clave para el comercio mundial

Trump revive las tensiones sobre el Canal de Panamá con declaraciones provocadoras, desatando una reacción regional

Redacción Jueves, 30 de Enero de 2025 Tiempo de lectura:

Trump ha sugerido que su país debería recuperar el control del canal, lo que ha desencadenado un fuerte rechazo tanto de Panamá como de líderes latinoamericanos.

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Las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han reavivado viejas tensiones en torno al control del Canal de Panamá, una infraestructura clave para el comercio mundial. Trump ha sugerido que su país debería recuperar el control del canal, lo que ha desencadenado un fuerte rechazo tanto de Panamá como de líderes latinoamericanos.

 

En su primer mitin tras asumir el cargo, Trump calificó la transferencia del canal a Panamá en 1999 como un «regalo tonto» y sugirió que las tarifas de cruce eran «exorbitantes», responsabilizando a Panamá de afectar la competitividad de las empresas estadounidenses. Además, insinuó que el creciente interés de China en la región podría justificar una intervención para retomar el control. Estas afirmaciones no solo son provocadoras sino que también reflejan una visión reduccionista sobre la complejidad geopolítica actual.

 

En respuesta, el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, reafirmó de manera categórica la soberanía panameña, declarando: "El canal es y siempre será de Panamá. No hay otras manos involucradas en el canal que no sean las de Panamá. Tengan la seguridad de que estará en nuestras manos para siempre." Esta declaración subraya no solo un sentido nacionalista profundo sino también un compromiso con los acuerdos históricos firmados entre ambos países.

 

Mulino también criticó las acusaciones infundadas por Trump sobre la influencia china en la región, enfatizando que Panamá establece sus tarifas mediante procesos transparentes y públicos basados en factores operacionales y competitivos globales. Este aspecto es crucial ya que pone énfasis en cómo los países deben gestionar sus recursos estratégicos sin interferencias externas.

 

La reacción en América Latina ha sido unánime en apoyo a Panamá. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, expresó su solidaridad: "Cada metro cuadrado del canal de Panamá y sus zonas adyacentes son de Panamá y lo seguirán siendo." Por su parte, Gustavo Petro, presidente colombiano, respaldó igualmente la soberanía panameña al advertir que cualquier intento por desestabilizar esta situación tendría consecuencias negativas para Estados Unidos.

 

Líderes y académicos latinoamericanos se han unido para rechazar las amenazas lanzadas por Trump; muchos destacan la importancia vital del respeto hacia los acuerdos internacionales y hacia la soberanía regional. La declaración emitida por más de doscientos diplomáticos y expertos en relaciones internacionales resalta claramente esta unidad regional frente a cualquier intento percibido como agresivo o intervencionista.

 

Trump ha insistido repetidamente en que Panamá debería reducir las tarifas o devolver el control del canal a Estados Unidos; estas demandas elevan aún más las tensiones existentes entre ambos países. Aunque algunos analistas interpretan estas declaraciones como parte estratégica dentro del discurso político interno estadounidense —con miras a fortalecer su base electoral— es innegable que generan preocupación e incertidumbre tanto dentro como fuera del país centroamericano.

 

El contexto histórico revela aún más profundidad sobre este tema: El Canal de Panamá ha sido un punto clave desde su construcción a principios del siglo XX hasta convertirse hoy día en una arteria esencial para el comercio global. Aunque Estados Unidos mantuvo control total hasta 1999 bajo tratados específicos —como los Tratados Torrijos-Carter— esa transferencia marcó un hito significativo hacia una mayor autonomía panameña después más ochenta años bajo dominio estadounidense.

 

Desde entonces, Panama ha administrado exitosamente esta vía interoceánica crucial mientras lleva adelante proyectos significativos destinados a expandir su capacidad operativa ante crecientes demandas comerciales mundiales; actualmente representa cerca del 23% los ingresos anuales nacionales e impacta directamente sobre economías locales e internacionales.

 

La creciente influencia económica y política china dentro del continente americano ha reavivado debates acalorados acerca no solo sobre quién debe controlar este recurso estratégico sino también acerca del futuro equilibrio geopolítico entre potencias emergentes y establecidas; así mismo resaltando cómo declaraciones incendiarias pueden tener repercusiones serias tanto políticas como económicas no solo para Panamá sino para toda América Latina ante posibles intentos hegemónicos por parte estadounidense.

 

 

 

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