Día Domingo, 26 de Octubre de 2025
Gestión multicultural: cómo mantener el equilibrio entre lo local y lo global
Motivadora, enriquecedora, gratificante… Muchos calificativos surgen para definir la gestión de un equipo internacional y multicultural.
También podríamos denominarla como desafiante, exigente, sorprendente. De hecho, los valores atribuidos a este tipo de gestión mundial son evidentemente múltiples y a menudo similares; todos estamos de acuerdo en la riqueza que aporta un equipo con diferencias culturales. Por mi parte, después de más de 20 años gestionando y siendo parte de equipos en Europa y el mundo, uno de mis mayores desafíos siempre ha sido encontrar el equilibrio adecuado entre el entorno local y los requisitos globales.
Directrices básicas de la empresa para obtener un rendimiento general
Trabajar en un grupo internacional tiene muchas ventajas: mayores recursos, más posibilidades de evolucionar, formación mejor estructurada, etc. Pero existen limitaciones y procesos para el éxito y el desempeño de la organización. Por eso es fundamental establecer unas líneas de actuación empresariales. No se trata de ser dogmáticos, sino inflexibles en cuanto al respeto de ciertos principios y prioridades de la organización. Está claro que uno de los mayores retos sigue siendo la comprensión de estas directrices empresariales. Por lo tanto, no podemos olvidar la importancia de dominar un idioma común para crear unidad en la diversidad. Cuando los miembros de un equipo están repartidos por todos los continentes, es mejor duplicar la comunicación, tanto hablada como escrita; de hecho, esta última suele dominarse mejor que la primera.
Exigencia y humildad, valores clave de un directivo
Para que estos valores sean comprendidos y aceptados por todos, creo que tener experiencia internacional es crucial y ayuda a prestar más atención a las necesidades locales. Esté o no en lo cierto, lo que es seguro es que los ejecutivos deben comprender y aceptar estas diferencias. Y más allá de dicha experiencia, el buen funcionamiento de los equipos depende de dos principios concretos: la ejemplaridad y la humildad del líder.
Si queremos ser rigurosos con los valores y los procesos internos, todo debe partir del responsable: es él/ella/ellos quien/quienes deben dar ejemplo y encarnar los principios de la compañía. La ejemplaridad es esencial para la unidad de un equipo internacional, al igual que la humildad. Podemos ser exigentes con las reglas internas dentro de los equipos locales y la voluntad de ponernos al mismo nivel que todos para respetar la realidad de las personas, y al mismo tiempo esforzarnos por comprender los desafíos culturales de los diferentes equipos en todo el mundo.
Cuando el reconocimiento depende de la tecnología y de la realidad contable
Por tanto, es esencial contar con un conjunto de normas comprendidas y aceptadas, asociadas a un marco de valores comunes. Sin embargo, esto requiere una importante consolidación del trabajo por parte del directivo. Mientras que cada uno tiene el reflejo esperado de defender su identidad personal, construir una visión común implica también reconocimiento: reconocimiento del rigor en el trabajo, respeto por los valores de la organización, compromiso al servicio de una "causa común", etc. Dicho reconocimiento es el elemento que sella el sentimiento de pertenencia y pone en marcha la inteligencia colectiva.
Y para garantizar la igualdad en el reconocimiento, nada supera el poder de los datos. Los datos, además de los valores indicados anteriormente, completan la conexión entre la realidad de los números y las percepciones locales. Por eso, además de ciertas "soft skills", el líder de un equipo multicultural debe poder contar con ciertas tecnologías esenciales que le proporcionen cifras actualizadas, fiables y consolidadas. Por ejemplo, paneles de control, para tener una visibilidad completa y unificada sobre la actividad de los equipos. O incluso herramientas de "benchmarking" que permitan medir y registrar con precisión determinados datos y, sobre todo, compararlos con las tendencias del mercado. La realidad de las cifras permite reducir la brecha cultural al alinear las reglas mundiales de manera objetiva y al mismo tiempo mostrar cierta empatía local.
Por supuesto, el líder que quiera tener éxito en la gestión de un equipo multicultural también puede confiar en las políticas reales de diversidad e inclusión vigentes dentro de la organización. Ese es el caso de ADP porque uno de nuestros valores es que “cada persona cuenta”. Sin embargo, la gestión multicultural debe, sobre todo, permitir a los empleados comprender claramente el panorama general, de modo que cada uno pueda ir más allá de su realidad local y comprender que está contribuyendo directamente al éxito de su empresa: la organización a escala global.
Olivier Mansard,
Vicepresidente Senior de Ventas de ADP ESI






























