Día Lunes, 03 de Noviembre de 2025
La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) cuenta con un departamento dedicado a las relaciones internacionales, CEOE Internacional, con dos áreas.
La primera de ellas está orientada a representar y a fomentar los intereses de las empresas españolas en las relaciones económicas y empresariales bilaterales con el exterior. La segunda está dedicada a adoptar posicionamientos con respecto a las políticas relacionadas con la diplomacia económica, la internacionalización de las empresas, la política comercial, la cooperación al desarrollo y toda política que pueda tener un impacto en la actividad exterior de la empresa española. Se actúa tanto en el ámbito nacional, como en el europeo e internacional, de manera directa o a través de otras organizaciones empresariales internacionales.
En CEOE recae también el secretariado permanente del Consejo de Empresarios de Iberoamericanos (CEIB), que representa a las organizaciones empresariales más representativas de la región, y que desarrolla, entre otras iniciativas, la parte empresarial de la Cumbre Iberoamérica.
El director adjunto de CEOE Internacional, Álvaro Schweinfurth, responde a esta entrevista de empresaExterior, en la que analiza el contexto actual para la actividad exterior de las empresas españolas y apunta a la importancia de la digitalización y la sostenibilidad para tener éxito en los mercados internacionales.
¿Qué espera CEOE de este 2023, en lo que se refiere a su actividad vinculada al sector exterior?
Álvaro Schweinfurth: “Las exportaciones de bienes y servicios representaron en 2022 más del 41% del PIB. Suponen un vector importante para el crecimiento de la economía española y la creación de empleo.
Las exportaciones de bienes en el primer trimestre de este año registran una buena evolución. Siguiendo la fuerte alza registrada en 2021 (+19,4%) y 2022 (+22,9%), las exportaciones españolas de bienes se incrementaron un +14,6% con respecto al mismo periodo de 2022 hasta alcanzar los 102.683,9 millones de euros. Este crecimiento de dos dígitos con respecto al primer trimestre del año pasado solo ha sido superado en los últimos diez años en 2017 (+14,8%) y 2022 (+22,9%).
Este buen ritmo de crecimiento de las exportaciones en el primer trimestre de 2023 ha coincidido con una notable desaceleración en el incremento de las importaciones, que solo subieron un 4% con respecto al primer trimestre anterior (+39%), lo que ha mejorado nuestra cobertura con el exterior en el primer trimestre, pasando del 85,3% en 2022 al 94% en 2023.
En el primer trimestre de 2023 los principales sectores en términos de peso sobre las exportaciones totales en el periodo fueron: productos químicos (sus exportaciones representaron el 19,0% del total y crecieron un 14,2% interanual), bienes de equipo (17,8% del total y se incrementaron un 23,3% interanual), alimentación, bebidas y tabaco (17,1% del total y ascendieron un 13,9% interanual) y sector automóvil (13,4% del total y aumentaron un 32,0% interanual).
El sector servicios, del que no contamos todavía con todos los datos del primer trimestre de 2023, es otro puntal de nuestro sector exterior, que está evolucionando de manera muy positiva, y que en circunstancias normales debería seguir esta tendencia alcista en 2023. Dentro de los servicios tenemos que distinguir entre los servicios turísticos y los no turísticos.
2023 augura ser un año bueno si tenemos en cuenta que entre enero y abril de este año se registró la entrada de 20,9 millones de turistas, un aumento de un 32,4% con respecto a los primeros cuatro meses del año anterior. Por el lado de los ingresos, según EGATUR, durante los cuatro primeros meses de 2023 el gasto total de los turistas internacionales aumentó un 36,6% respecto al mismo periodo del año anterior, alcanzando los 25.681 millones de euros. El año pasado, con más de 70 millones de turistas, los ingresos por esta actividad aumentaron de 25,4 mil millones de euros en 2021 a 69,2 mil millones de euros en 2022, situándonos con ello muy cerca de los 71,1 mil millones ingresados en 2019.
Mención aparte merecen los servicios no turísticos, que alcanzaron en 2022 la cifra de los 90,5 mil millones de euros, lo que supone un notable incremento con respecto al año anterior, de 71,6 mil millones de euros.
Esta partida no solo ha evolucionado muy bien por los servicios de transporte (21,3 mil millones de euros), sino también por otros servicios de alto valor añadido, como las telecomunicaciones, la informática y la información (15,2 mil millones de euros); los servicios financieros (4,0 mil millones de euros); los seguros (1,9 mil millones de euros); los cargos por la propiedad intelectual (4,3 mil millones de euros) y otros servicios empresariales (31,6 mil millones de euros).
Este último concepto incorpora prestaciones tan importantes, como los relacionados con la I+D (2,0 mil millones de euros), la consultoría profesional y de gestión (9,6 mil millones de euros); los servicios técnicos, relacionados con el comercio y otros servicios empresariales (20,9 mil millones de euros). No disponemos aún de datos sobre los servicios turísticos por el Banco de España.
Tanto los servicios turísticos (+48,9 mil millones de euros) como los no turísticos (+28,1 mil millones de euros) presentan un claro superávit, en contraste con el comercio internacional de bienes (-19,1 mil millones de euros). Gracias a los servicios, nuestra balanza de bienes y de servicios es positiva.
En cuanto al futuro, según la Encuesta de coyuntura de la Exportación correspondiente al primer trimestre de 2023, aunque la percepción del comportamiento de la cartera de pedidos de exportación en el trimestre de 2023 tenía un valor negativo (-4,1%), las expectativas de las empresas parecen mejorar a tres y doce meses. Los precios moderan su tendencia al alza y los márgenes su tendencia a la baja.
Una mayoría de exportadores prevé estabilidad en la evolución de sus precios (45,7%) y también en los márgenes de exportación (53,1%). Entre los distintos factores con incidencia positiva, la evolución de la demanda externa sigue siendo el factor más mencionado (32,4%), seguido por la competencia internacional en calidad (22,9%).
Entre los distintos factores con incidencia negativa, el precio de las materias primas es el factor más mencionado (77,1%), seguido por los precios del petróleo (69,2%).
A estos factores de riesgo debemos, sin embargo, añadir también las previsiones del Banco Mundial y de la OCDE de primavera de este año, que prevén una moderación del crecimiento económico en el mundo en 2023 con respecto a 2022, sin olvidar la entrada en recesión de la economía alemana, tras confirmarse por tercer mes consecutivo (enero-marzo de 2023) datos de crecimiento negativos en la economía germana. No obstante, ello, las previsiones de primavera de la Comisión para 2023 (1% en lugar del 0,8% del PIB) y 2024 (1,7% en lugar de 1,6% del PIB) son ligeramente más optimistas que las de invierno de 2022. Incluso Alemania puede alcanzar un ligero crecimiento del 0,3% en 2023”.
¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrentan las empresas internacionales a la hora de implementar la innovación?
A.S.: “La incorporación de la innovación, la tecnología, la marca y la digitalización representa el segundo eje de la Estrategia de Internacionalización 2017- 2027, que pone de manifiesto la importancia que se concede a este punto para incrementar las exportaciones españolas.
En cuanto a los desafíos a los que se enfrentan las empresas para implementar la innovación en el exterior, podemos mencionar factores, que van de los generales, como la existencia de un marco institucional y una normativa estable y predecible, así como la existencia de personal preparado, a otros más concretos, como la presencia de ecosistemas favorables a la innovación (alta densidad de empresas y startups, universidades, institutos tecnológicos y financiadores).
Cuestiones de gran importancia para nosotros son la existencia de una normativa garantista de la protección de la propiedad industrial e intelectual, la lucha eficaz contra los delitos contra propiedad industrial e intelectual, la inexistencia de normativas que obliguen la transferencia forzosa de tecnología y secretos comerciales y la facilidad para crear equipos de I+D internacionales con presencia en varios países, para lo cual es fundamental un flujo transfronterizo de datos libre de restricciones”.
¿Cuáles cree que son las tendencias más disruptivas en su sector de actividad en la actualidad? ¿Cómo de preparada está la CEOE para afrontarlas?
A.S.: “Los dos grandes desafíos giran en torno a la digitalización y la sostenibilidad. El éxito de nuestras empresas en el exterior quedará condicionado por su capacidad de integrar ambos aspectos a su estrategia empresarial y a sus procesos.
En estos momentos, todos nuestros sectores industriales están inmersos en un profundo proceso de transformación, ya sea con el objetivo de producir con energías más limpias y de forma energéticamente más eficientes, ya sea para transformar su producto para adoptarlos a los criterios de sostenibilidad (pensemos, por ejemplo, en la profunda transformación de la industria de la automoción, que es clave para nuestra economía).
Asimismo, la digitalización es un fenómeno, que va más allá de las plataformas digitales, porque afecta a todos los sectores económicos y empresas, desde el aprovisionamiento de las materias y los productos intermedios y subsíguete proceso de transformación hasta la comercialización del producto (logística y vías de comercialización hacia el cliente final). La digitalización es un elemento clave para asegurar cadenas de suministro complejas y eficientes.
En este proceso de transformación, para nosotros es clave el desarrollo de los Proyectos estratégicos para la Recuperación y Transformación económica (PERTE) cofinanciados con cargo a los fondos Next Generation - en sectores de gran relevancia, entre los que podríamos destacar los siguientes: desarrollo del vehículo eléctrico; la salud; las energías renovables, hidrógeno y almacenamiento; la agroalimentación; la economía del agua, la economía circular, la industria naval, la industria aeroespacial; la digitalización del ciclo del agua; la microelectrónica y los semiconductores o la descarbonización industrial. También existen otros instrumentos como Projects of Common European Interest (IPCEI).
Pero, además de las ayudas destinadas a impulsar la transformación de nuestros principales sectores económicos, es fundamental que la UE y España continúen siendo lugares atractivos para la inversión extranjera, que es prioritaria para impulsar muchos sectores relacionados con la innovación (pensemos, por ejemplo, en los semiconductores). Para España la IED es clave para impulsar la innovación y las exportaciones de bienes y servicios. Así por ejemplo de la IED extranjera recibida en 2022 -34.178 millones de euros, 1.400 millones de euros corresponden a programación e informática y 800 millones de euros a investigación, más del doble que cualquier otro año”.
¿Qué peso tiene la innovación en su actividad?
A.S.: “La intensidad tecnológica de las exportaciones de un país refleja los esfuerzos que realiza en innovación. Según datos del Banco Mundial sobre los años 2020 y 2021, un 56% de las exportaciones españolas corresponden a productos de tecnología media alta y alta. Se trata de una cifra similar a la de Italia (56,4%), pero muy alejada de los otros países de nuestro entorno, como pueden ser Alemania (74,4%), Reino Unido (65,9%) o Francia (65,3%). Países fuera de nuestro entorno más inmediato, como Estados Unidos se sitúan en el 65,1%. Otros países como Corea o Japón alcanzan el 77,7% y 81,5%, respectivamente.
Esta diferencia presenta un sesgo más acusado con respecto a las tecnologías altas, donde España, se sitúa con un 9% lejos Alemania (15%), Francia (22%) y Reino Unido (24%), o de países más alejados de nuestra geografía, como Japón, Estados Unidos, China y Corea se sitúan el 18%, 20%, 30% y 36%, respectivamente. Según datos del INE (julio 2022) sobre el comercio exterior de bienes de 2020 (año COVID) las exportaciones de productos de alta tecnología se redujeron un 8,2% en 2020 y alcanzaron los 16.016,2 millones de euros. Por su parte, las importaciones bajaron un 3,4%, hasta 30.079,8 millones.
Sin un ánimo de exhaustivo, y a la espera de los datos actualizados del INE previstas a finales del próximo mes de julio, en 2022 destacaron la exportación de medicamentos (27,4 mil millones de euros en exportaciones y 23,6 mil millones de euros en importaciones) y de aeronaves (5,1 mil millones de euros en exportaciones y 4,4 mil millones de euros en importaciones), dos sectores de alto contenido tecnológico donde registramos balances positivos, a diferencia de otros rubros, como son los aparatos de precisión (2,6 mil millones de euros en exportaciones; 6,5 mil millones en importaciones), equipos de oficinas (449 millones en exportaciones; 1,1 mil millones en importaciones), automatización de datos (1 mil millones en exportaciones; 5,6 mil millones en importaciones) o equipos de telecomunicaciones (3 mil millones en exportaciones y 14,1 mil millones en importaciones).
En 2022 destacamos entre servicios de alto valor añadido, los financieros (ingresos 4,0 mil millones de euros; pagos 2,3 mil millones en importaciones): telecomunicaciones, informática e información (ingresos, 15,2 mil millones euros; pagos, 9,4 mil millones de euros), I+D (ingresos, 2,0 mil millones de euros; pagos, 938 millones de euros), consultoría profesional (ingresos, 9,6 mil millones de euros; pagos, 6,6 millones de euros) y servicios técnicos, relacionados con el comercio y otros servicios empresariales (ingresos, 20,9 mil millones de euros; pagos, 15,7 mil millones de euros). También merecen especial mención los cargos por uso de la propiedad intelectual (ingresos, 4,3 mil millones de euros; pagos, 5,5 mil millones de euros)”.
Desde su propia área de actividad, ¿qué recomienda a las empresas que es obligatorio implantar, si aún no lo han hecho, en sus modelos de negocios?
A.S.: “Creemos que a lo largo de la entrevista se han dado algunas pautas. Sin embargo, hay otros dos factores que, a nuestro modo de ver, deben tener en cuenta las empresas interesadas en internacionalizarse: la seguridad y la sostenibilidad, con especial mención a las cadenas de suministro.
En un contexto internacional de creciente rivalidad geoestratégica y geoeconómica es fundamental que las empresas incorporen el componente de seguridad a sus decisiones de internacionalización, pues de lo contrario puede ver comprometida su actividad económica. Existen muchos ejemplos de ello: empresas que operan en ciertos países pueden ser sancionados por un tercer país, empresas pueden ver impedidas sus exportaciones a un país por un control más estricto en las exportaciones de tecnologías punteras por razones de seguridad económica o las cadenas de suministro de la empresa pueden verse afectadas por conflictos internacionales (por ejemplo, guerra en Ucrania o tensiones estrecho de Taiwán, etc.).
La sostenibilidad debe formar parte integral de la estrategia de la empresa para evitar daños reputacionales. La sostenibilidad debe estar integrada en el proceso de decisión de la empresa. La no evaluación de potenciales riesgos derivados de la actividad de la empresa puede entrañar serias consecuencias reputacionales y legales para las empresas (hay un instrumento de anti-deforestación y dos iniciativas legales en marcha, como son la directiva sobre cadenas de suministro y el reglamento que prohíbe la comercialización de productos obtenidos mediante trabajos forzosos). Este aspecto adquiere especial relevancia cuando se desarrolla un proyecto en un país con un marco institucional y unas normativas poco desarrolladas. Asimismo, es fundamental que las empresas presten especial atención a que se cumplan los criterios de sostenibilidad en sus respectivas cadenas de suministro”.
Según su experiencia, ¿el nivel de competitividad de las empresas de otros países frente a las españolas en general supone una amenaza en estos momentos?
A.S.: “Numerosos sectores industriales tendrán que realizar importantes inversiones en los próximos años para su proceso de transformación. Sin embargo, deberán acometerlos en un contexto de encarecimiento de la financiación, como resultado de la subida de los tipos de interés de referencia de los bancos centrales para controlar la inflación, y de un aumento de los costes de las materias primas y el petróleo. A ello hay que añadir la creciente rivalidad económica y tecnológica entre las principales economías mundiales, que se traduce en el uso del comercio internacional como arma de presión política, y en políticas industriales, que ha desencadenado una carrera de subvenciones industriales para atraer inversiones en el desarrollo de las industrias de semiconductores y de las tecnologías limpias.
En este contexto, la UE se encuentra en una situación delicada frente a China y Estados Unidos, dos grandes mercados que gozan de mayor grado de integración que la UE, que subvencionan a sus empresas y que gozan de menores costes de energía.
Frente a esta situación, la UE no debería centrar toda su respuesta en la política industrial y en las subvenciones a sus industrias, sino también realizar un gran esfuerzo en mejorar el atractivo de la UE como lugar propicio para las inversiones en tecnologías punteras y limpias. Para ello es importante que se fomente la I+D, se invierta en la formación y se dedique especial atención a reducir las excesivas cargas regulatorias a las empresas europeas, que impiden acelerar los proyectos necesarios para lograr los objetivos de la agenda verde. Hay que apostar por una mayor competitividad de la empresa europea. No menos importante, es que se evite una carrera de subvenciones entre los Estados miembros de la UE, lo que podría poner en peligro el mercado interior.
Al mismo tiempo, la Unión Europea, más dependiente del comercio internacional que China y Estados Unidos, necesita modernizar y extender su red de acuerdos comerciales no solo para mejorar las condiciones de acceso de los bienes, servicios e inversiones a terceros mercados, sino también diversificar sus cadenas de suministro y acceder a materias primas y bienes intermedios esenciales para las industrias europeas”.









































