Día Lunes, 17 de Noviembre de 2025
Tras la invasión de Ucrania gran parte de las democracias occidentales acordaron la imposición de un paquete de sanciones contra Rusia sin precedentes.
![[Img #51183]](https://empresaexterior.com/upload/images/02_2023/2660_rusia_cr.jpg)
Entonces, los líderes occidentales aseguraron que significaría el hundimiento y el aislamiento internacional del país. Cerca de un año después, en cambio, las sanciones no sólo no han supuesto el hundimiento de Rusia, sino que su superávit por cuenta corriente se encuentra en máximos absolutos. Se estima que la balanza por cuenta corriente rusa arroja un superávit aproximado de 227.000 mill.$ en 2022.
Si bien se trata de datos aproximados, ya que las autoridades rusas dejaron de publicar estadísticas tras el estallido de la guerra, los datos reales podrían ser incluso mayores.
China destaca como uno de los principales beneficiados del bloqueo occidental. Entre marzo y septiembre de 2022 los intercambios comerciales entre ambos se incrementaron en más de 27.000 mill.$ frente al volumen registrado en 2021. El aumento se atribuye fundamentalmente al incremento de las exportaciones (tanto en precio como en volumen) de Rusia a China; sin embargo, también han crecido las importaciones procedentes de China. Destacan, por ejemplo, las importaciones rusas de semiconductores o circuitos electrónicos que han aumentado hasta los 2.450 mill.$ entre enero y septiembre de 2022, frente a los 1.800 mill.$ que registraban en el mismo período de 2021. Estados Unidos prohibió en septiembre de 2022 la exportación de este tipo de bienes, muy valiosos para el desarrollo de tecnologías avanzadas o su uso militar. Sin embargo, se cree que Rusia ha logrado sustituir a los proveedores tradicionales de Holanda, Alemania o Corea del Sur por fabricantes en China o Hong Kong. Se observa, pues, que los esfuerzos occidentales por castigar y aislar al país euroasiático no están teniendo los resultados deseados.
│Rusia anuncia recortes en la producción de crudo
Moscú ha anunciado que a partir de marzo recortará la producción de crudo en 500.000 barriles/día, equivalente al 5% de su producción total. Se trata de una medida que las autoridades rusas venían adelantando desde que el pasado mes de diciembre entrase en vigor el tope al precio del crudo ruso acordado por el G7. Recordemos que, entonces, los países limitaron a 60$/barril el precio del crudo ruso que se transporta por mar amenazando a las empresas aseguradoras con la imposición de sanciones si cubrían operaciones por un importe superior. De forma paralela, la UE impuso el embargo al crudo ruso, lo que obligó a Rusia a reorientar su producción hacia los países asiáticos (India y China, fundamentalmente) como únicos clientes. Desde entonces, los precios del crudo de los Urales han oscilado por debajo de los 60$/barril, por lo que no se ha traspasado el tope ni se ha visto cómo se ejecutarían las sanciones. Si bien el incremento de las exportaciones de hidrocarburos en 2022 junto con la caída de las importaciones ha disparado el superávit por cuenta corriente del país, los bajos precios que el crudo viene registrando en los últimos meses han mellado las cuentas públicas que cayeron en déficit el pasado mes de enero.
El recorte de la producción anunciado por Rusia pretende “restaurar las relaciones de mercado”, de acuerdo a las fuentes gubernamentales. En realidad, se debe a que Moscú necesita que los precios repunten para continuar financiando la guerra en Ucrania y equilibrar su presupuesto, calculado en base a una cotización de 70$/barril. También podría deberse a que no puede mantener el nivel de producción previo dado que las sanciones occidentales le impiden a acceder a la tecnología o maquinaria crítica en la industria petrolera. O, quizás, se trata de una forma más de recurrir a la energía para agredir al adversario, como ya ocurrió con el gas el pasado verano en Europa.
Fuente: CESCE









































