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La reapertura ha llegado antes de lo esperado

Coface prevé que la reapertura de China sea positiva para las perspectivas del consumo, pero su impacto será gradual

Redacción Viernes, 27 de Enero de 2023 Tiempo de lectura:

Se prevé una normalización gradual de la actividad económica en marzo, con una recuperación estable a partir del segundo trimestre de 2023.

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El proceso de reapertura de China ha llegado más rápido y antes de lo esperado. Después de anunciar una flexibilización gradual de su política de Covid-cero en noviembre, a finales de diciembre, la Comisión Nacional de Salud finalmente decidió rebajar el nivel de riesgo de Covid-19.

Los costes económicos, sociales y fiscales de la política Covid-cero generaron una enorme incertidumbre sobre la economía, penalizando fuertemente al consumo y la inversión. Al mismo tiempo, la tasa de contagios, ligada al levantamiento de las restricciones, ha ejercido una enorme presión sobre la actividad económica. Se prevé que la ola actual de contagios alcance su punto máximo a mediados de enero, mientras que se estima que una segunda ola, impulsada por la propagación a las áreas rurales, alcance su punto máximo a principios de marzo.

En este contexto, Coface prevé una normalización gradual de la actividad económica en marzo, con una recuperación estable a partir del segundo trimestre de 2023.

Una política de Covid cero cada vez más insostenible

Las medidas para el control del Covid implementadas en China han afectado a la demanda interna con un impacto negativo en el gasto de los hogares. Las pruebas obligatorias y los temores de confinamiento han limitado severamente el consumo. Las ventas minoristas se estancaron en los primeros 11 meses de 2022 y las perspectivas del mercado laboral se debilitaron, con una tasa de desempleo que alcanzó el 5,7 % en noviembre.

La producción manufacturera y la logística también se vieron afectadas por las medidas de control, con una marcada desaceleración del crecimiento de la producción industrial que alcanzó el 2,2 % en noviembre y un aumento considerable de los plazos de entrega de los proveedores.

China también se ha enfrentado a un debilitamiento de las perspectivas externas. Las exportaciones fueron uno de los principales motores del crecimiento chino durante la pandemia y en 2022, pero se prevé que en 2023 la demanda externa será mucho más débil debido a la desaceleración del crecimiento mundial. Las exportaciones de bienes en noviembre cayeron un 8,7% interanual.

La continuación de la política de Covid-cero podría haber estado justificada por el Congreso del Partido Comunista Chino de octubre de 2022, pero los estrictos controles, los confinamientos y la exigencia generalizada de tests acabaron alimentando las tensiones sociales y provocaron protestas en varias ciudades a finales del año pasado.

 

Existe la posibilidad de que el consumo se beneficie de un estímulo fiscal

 

Una reapertura empañada por la incertidumbre

Se espera que la reapertura de China sea positiva para las perspectivas del consumo, pero su impacto será gradual y posiblemente limitado.

La rápida propagación de los contagios y la inmunidad colectiva deberían contribuir a la normalización económica en el segundo trimestre de 2023. Aunque la tasa de contagios está reduciendo la mano de obra disponible, lo que afecta la producción y la actividad logística, deberíamos ver una normalización.

En primer lugar, la rápida propagación de los contagios y la consecución de la inmunidad de grupo deberían contribuir a una normalización económica en el segundo trimestre de 2023. Aunque, los contagios están provocando una reducción de la mano de obra disponible que afecta a la actividad productiva y logística, deberíamos percibir una normalización en este aspecto.

No obstante, aunque se espera una recuperación del consumo en 2023, esta será gradual. De hecho, hemos observado que la renta disponible tarda en recuperarse, los niveles de ahorro siguen siendo elevados (40,3% del PIB en el tercer trimestre de 2022) y la riqueza neta disminuye. Además, la tasa de desempleo -todavía elevada- seguirá penalizando severamente al consumo. Por último, también hay que tener en cuenta que el nivel de endeudamiento de los hogares se ha duplicado con respecto a la década anterior (62% del PIB en 2022 frente al 30% en 2012), limitando las posibilidades de consumo.

Sin embargo, existe la posibilidad de que el consumo se beneficie de un estímulo fiscal. De hecho, los responsables políticos han hecho hincapié en la "estabilidad" este año y se han comprometido a dar prioridad al consumo interno y al crecimiento de la renta individual. Las medidas de estímulo al consumo, como los vales, podrían dar un mayor impulso al gasto de los hogares.

Por último, es probable que este año la inversión siga siendo un lastre para el crecimiento, sobre todo en el sector inmobiliario. Aunque el sector de la vivienda debería estabilizarse gradualmente gracias a un mayor apoyo político, el crecimiento de la inversión en infraestructuras podría ser más débil. Dado el debilitamiento de las perspectivas mundiales, es poco probable que las empresas exportadoras inviertan en instalaciones.

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