Día Miércoles, 22 de Octubre de 2025
Egipto, el potencial del país milenario para las empresas españolas
En 2020, Egipto fue el segundo cliente de España en África, solo por detrás de Marruecos, y el cuarto cliente en el mundo árabe, tras Marruecos, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
Con 105,5 millones de habitantes, la República Árabe de Egipto es el tercer país más poblado de África, tras Nigeria y Etiopía, la segunda mayor economía del continente, con un Producto Interior Bruto (PIB) aproximado de 395.000 millones de dólares), solo precedido por Nigeria, y la tercera del mundo árabe, tras Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
A nivel económico, según el Banco Mundial, el PIB egipcio se redujo en un 3,3% en 2021 respecto al año anterior, afectado por el impacto actual de la COVID-19. A pesar de la resiliencia mostrada durante la pandemia, el país presenta una situación económica inestable que lleva arrastrando varios años, marcada por el bajo rendimiento de las exportaciones no petroleras y de las inversiones extranjeras, la reducida aportación del sector privado a la economía y la elevada deuda pública. No obstante, en 2022 se espera que la economía egipcia continúe su recuperación, con un crecimiento estimado del 5% respecto a 2021.
Tradicionalmente, Egipto ha mantenido una política exterior activa con otros países árabes, especialmente del Norte de África, los países del Golfo y Estados Unidos. Destaca, además, su activismo diplomático y su papel mediador en asuntos internacionales regionales, como la incursión iraquí en Kuwait o los Acuerdos de Oslo (conflicto palestino-israelí).
Egipto forma parte de numerosas organizaciones internacionales, como el Fondo Árabe para Desarrollo Económico y Social, la Unión Africana, el Fondo Monetario Árabe, Naciones Unidas, el Banco Islámico de Desarrollo o el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento. Y es también miembro fundador de la Liga Árabe, cuya sede se encuentra en El Cairo.
La importancia económica, demográfica, histórica y geopolítica de Egipto explican su relación con la Unión Europea (UE). Esta se formaliza desde 1995 a través de Asociación Euromediterránea, que constituye un marco de cooperación multilateral entre la UE y los países al sur del Mediterráneo. Además, desde 2004, está operativa, también con estos países la Confederación de Asociaciones de Negocios Egipto-Europa (CEEBA), erigida como un foro para promocionar el intercambio de comercio, inversión y tecnología entre ambas partes.
Hoy en día, esta asociación se ha extendido a la esfera económica, convirtiéndose la UE en el primer socio comercial del país, hasta el punto de representar el el 25% de su comercio exterior.
Por lo que respecta a las relaciones de la República Árabe de Egipto con España, estas se vienen desarrollando a nivel diplomático desde el 1949, si bien las relaciones históricas entre ambos países se remontan a más de 500 años.
En general, las relaciones bilaterales entre los dos países han estado marcadas por su fluidez, especialmente a partir de la firma del Acuerdo de Amistad y Cooperación en 2008. Desde entonces, existe una relación estrecha con visitas y se han producido en varias ocasiones encuentros entre los respectivos mandatarios.
En 2021, Egipto se situó en el puesto 34º en la lista de países importadores de bienes españoles y en el 46º entre los exportadores de mercancías a España. En concreto, las ventas españolas al país ascendieron a 1.593M de euros, registrando un aumento del 9,1% respecto a 2020. Esta cifra representó el 0,55% del total de exportaciones españolas mundiales, y en la cesta de productos exportados figuraron las partidas de cobre y sus manufacturas (14,2% del total de las exportaciones), vehículos automóviles (12,8%) y máquinas y aparatos eléctricos (9,7%).
Hay que decir, además que, en 2020, Egipto fue el segundo cliente de España en África, solo por detrás de Marruecos, y el cuarto cliente en el mundo árabe, tras Marruecos, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
Por otro lado, en 2021 el valor de las importaciones españolas procedentes de Egipto alcanzó los 1.191,1M de euros, un 80,6% más respecto a 2020, cuando se situaron en 659,6 millones de euros. Esta cifra representó el 0,38% de las importaciones totales españolas al mundo, y entre los principales productos procedentes de Egipto en ese año destacaron el fueron hierro y el acero (27,5% del total de las importaciones), combustibles y aceites minerales (16,6%), plásticos y sus manufacturas (9,8%) y prendas de vestir (6,5%).
En 2021, las relaciones comerciales entre España con Egipto se saldaron con superávit para nuestro país por valor de 401,9M de euros (800M, en 2020) y una tasa de cobertura del 133,7% (221,3% en 2020).
Resulta interesante reseñar también que el stock de inversiones españolas en Egipto, según los últimos datos disponibles, relativos a 2019 y procedentes del registro español de inversiones DataInvex , ascendió a 467,7 millones de euros, centrándose en los sectores de seguros, reaseguros y fondos de pensiones (176,8 millones de euros); fabricación de productos minerales no metálicos (106,8M), y construcción (52,4M).
En conclusión, pensamos que las relaciones bilaterales entre España y Egipto atraviesan en la actualidad un buen momento, especialmente en el ámbito político. No obstante, aún existe un gran margen de mejora en cuanto a las relaciones económicas, dado que España ha centrado tradicionalmente sus intercambios comerciales con otros países norteafricanos como Marruecos o Argelia.
Este impulso económico podría venir de la mano de las oportunidades de negocio presentes en sectores como la energía, el transporte, la construcción o el turismo, en los que España posee una gran experiencia, o a través de la participación española en alguno de los grandes proyectos que está desarrollando Egipto actualmente, como la ampliación del Canal de Suez o la construcción de una nueva capital administrativa.
Además, las empresas españolas pueden encontrar en Egipto una plataforma para dar el salto a otros países del continente africano y del mundo árabe. No cabe duda del potencial existente, pero para ello Egipto deberá realizar cambios tanto económicos (mayor consolidación fiscal, mejorar la seguridad jurídica o facilitar la burocracia), como sociales (disminución del desempleo y los niveles de pobreza), si desea convertirse en un destino atractivo para las empresas españolas.
Antonio Bonet,
Presidente Club de Exportadores e Inversores Españoles