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Plató online “El alza del precio de las materias primas y el transporte en la competitividad del sector exterior español”

Expertos llaman a aprovechar la coyuntura actual de precios altos de materias primas y transporte para apostar por la reindustrialización de España y Europa

Redacción Martes, 07 de Septiembre de 2021 Tiempo de lectura:

En esta nueva edición del Plató online del negocio exterior, prestamos atención a la significativa alza en los precios de las materias primas y en los fletes de transporte desde finales de 2020, para ver cómo está afectando a empresas españolas, tanto importadoras como exportadoras, en su competitividad.

Para analizar cuál es la situación actual y qué perspectivas se presentan en los próximos meses, hemos invitado a Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores e Inversores; Francisco Aranda, presidente de UNO Logística; y Joan Tristany, director general de amec, Asociación de las Empresas Industriales Internacionalizadas.

 

Las exportaciones españolas crecieron un 23,3% en el periodo enero-junio de 2021 respecto al mismo periodo de 2020 y rozaron los 153.000 millones de euros, un buen dato que se da en un contexto global de alza en el precio de las materias primas y los fletes del transporte, ¿cómo se explica?

 

Antonio Bonet: “El dato del 2021 ha sido un dato excelente, de enero a junio, es una cifra muy importante, hay que compararla no con el 2020 qu efue un año muy atípico sino con el 2019. España ha vuelto a tener otro récord de exportación de mercancías. ¿Y por qué se ha producido? Porque las empresas exportadoras se han vuelto a poner las pilas, a pesar de las dificultades, las incertidumbres y la pandemia. Hemos vuelto a decir tenemos que sacar adelante a nuestras empresas, y eso significa exportar más. El principal mérito ha estado en las propias empresas”.

 

Joan Tristany: “Has puesto encima de la mesa unos problemas, fundamentalmente el alza de los precios de las materias primas y el alza de los costes logísticos, fundamentalmente el precio de los contenedores, que son dos elementos que no son exclusivos de España, de la empresa exportadora española. Por tanto la empresa española cuando juega en terrenos de juego difíciles, si el terreno es el mismo para todos, sale adelante como hemos visto.

 

El problema es cuando tenemos elementos que nos afectan solo a nosotros y no a otros, e introduzco el precio de la energía, que aumenta para nosotros pero no para nuestros competidores.

 

Estos dos elementos que has puesto encima de la mesa son dos elementos transversales que afectan a todas las empresas de todo el mundo, no es un problema exclusivo de España, y se da,quizá originado por un incremento espectacular de la demanda mundial, después de un parón relevante como ha sido la pandemia e inicios de la post-pandemia. Por tanto, problema para todos, donde se ha demostrado que somos competitivos porque podemos afrontar dificultades si estamos en las mismas condiciones que los demás, y en un momento que ha habido un incremento sustancial de la demanda que había quedado retenida durante este año pasado”.

 

Francisco Aranda: “A estas alturas podemos decir que las empresas españolas tienen interiorizado en su adn la necesidad de la exportación, lo cual se inició en la anterior crisis, y que fue precisamente una de las palancas de crecimiento de nuestra economía. De hecho, en la crisis de 2008 la balanza exterior tuvo un papel tan protagonista que su peso en el PIB aumentó casi nueve puntos porcentuales desde 2009 hasta situarse en el 23% en el 2018, y esto fue porque se duplicó el porcentaje de empresas exportadoras. Esto fue una espita que provocó que nuestras empresas salieran al exterior y esto más o menos se ha venido manteniendo durante los últimos años; tenemos que decir que tenemos una economía con una fuerte capacidad de exportación, es más, incluso cuando hablamos de exportación a países fuera de la UE nuestros ratios son superiores que el de empresas competidoras del resto de Europa.

 

Los problemas que aludes son problemas transversales, minan nuestra competitividad pero también la de empresas de otros países, Francia, Italia, en Reino Unido además tiene el brexit... pero es un problema transversal. El gran problema, y en lo que debíamos de trabajar, es en esos otros factores que minan exclusivamente la competitividad de nuestras empresas. Lógicamente la electricidad hay que ponerla en este momento en el primer nivel, pero hay otros factores también que reducen nuestra capacidad de exportación. Me gustaría hablar de nuestra aduanas, en este momento no es competitiva, es decir, en todos los procesos de exportación y de inversiones en nuestro país, la aduana es un elemento fundamental, y la nuestra no es competitiva porque no es ágil ni tiene los recursos suficientes para transmitir esa agilidad necesaria”.

 

¿Cuáles son las razones que está detrás de este incremento del precio de materias primas?

 

A.B.:Se redujo capacidad el año pasado, por parte de los productores de materias primas, de productos intermedios, y también en el tema de capacidad de transporte. Pero creo que hay un tema que ha salido antes que es muy importante: estas alzas de materias primas, estos cuellos de botella y aumentos de costes en transporte afecta a todo el mundo, no solo a nosotros.

 

El problema que tenemos es que para la economía española y los exportadores estamos enfrentados a una doble incertidumbre: por una parte la que afecta al mercado mundial, que afecta a todos, a alemanes, a franceses, a norteamericanos... Y por otra parte la que nos afecta a nosotros, específica de España: no solamente es el precio de la electricidad, sino que hay mucha incertidumbre entre las empresas sobre cuál va a ser el funcionamiento interno: ha subido la Seguridad Social, se está hablando de una subida del Salario Mínimo Interprofesional, tenemos un déficit público enorme, ya hay anuncios del Banco de España diciendo que van a tener que subir los impuestos si no no hay manera de pagar ese déficit, y eso es específico, no afecta a otros países, y eso va en detrimento de la competitividad de las empresas. Tiene preocupados a muchas empresas, qué va a pasar, y en momentos de incertidumbre se reducen las inversiones, los nuevos proyectos, y a esto hay que añadir además que el covid sigue ahí, sigue habiendo muchas restricciones para viajar, para conseguir nuevos contratos, para poner en marcha, sobre todo cuando hay que desplazar a técnicos al exterior... todo eso es muy complejo y crea mucha incertidumbre. El entorno es incierto y la impresión es que no parece que vaya a favorecer la actividad empresarial en general”.

 

Hay sectores que están notando la escasez o desabastecimiento de algunas materias, como la automoción.

 

J. T.: “El sector automoción es muy visible porque tiene su dimensión, por los microchips, esta escasez de microchips la sufren los fabricantes de máquinas para hacer embutidos, lo que pasa es que no es un sector tan visible. Es genérico la problemática que hay con microchips o con otras materias primas. Ha habido una reducción de la capacidad y una demanda acumulada pendiente de aflorar, y esto junto ha hecho lo que estamos viendo.

 

El hecho de que la problemática del incremento del precio de las materias primas y el transporte sea generalizado ha llevado a que las empresas se atrevan a transferir estos incrementos de costes a sus clientes, muchas veces otras empresas y que no hayan tenido mucha oposición aparente porque entienden que es una cuestión generalizada, por tanto no ha afectado de forma inmediata en los márgenes pero si puede afectar a medio plazo en los precios al consumidor final, y esto puede generar inflación.

 

En el caso de la energía sí que es más difícil trasladar, sobre todo par las empresas que juegan en el terreno internacional, trasladar el incremento de costes de la energía a los precios porque nuestros competidores europeos no están teniendo este incremento. Y por tanto, sectores en que en su escandallo, el coste de la energía tiene un papel relevante están perdiendo competitividad respecto a los competidores de otros países.

 

Y además esta escasez de ciertas materias primas/componentes está haciendo que las empresas están aumentando sus stocks, es decir, están aumentando la demanda para tener un stock de seguridad más largo, con lo cual agrava el problema. Es una tormenta perfecta: suben los precios, la gente quiere hacer más acopio y tener más stock y esto hace que los precios suban aún más y que haya más escasez. Estamos en una situación muy compleja, inicialmente pensamos que iba a ser una cuestión muy temporal pero en este momento no tenemos claro cuánto tiempo va a durar”.

 

Y con respecto al transporte, ¿cuál es la situación actual?

 

F.A.: “Más que transporte yo hablaría de la gestión de la cadena de suministro. Creo que estamos asistiendo es más simple de lo que podíamos pensar: en economía casi todo se puede explicar a través de la ley de la oferta y la demanda, y eso es lo que está pasando. Cuando se declara la pandemia la oferta de productos y servicios se cierra absolutamente pero por otro lado la demanda gracias al comercio electrónico crece de forma espectacular, nunca vista ni imaginada. Cuando la oferta y la demanda tienen una relación desequilibrada pero más o menos racional con el tiempo se van ajustando, pero cuando se producen cambios tan profundos existe la situación que hay en este momento.

 

Suceden cosas tan simples como que no hay madera para los pallets; ¿pero por qué no hay madera para pallets?, porque justo antes de la pandemia las grandes compañías madereras norteamericanas habían cerrado aserraderos porque no había demanda de madera y ahora estamos en un momento en que se produce una sobredemanda de madera. Es imposible prever eso y se producen roturas de stocks, y eso no es achacable a la cadena de suministro es achacable a que no hay producto para la elevadísima demanda que hay en este momento, y al haber poco producto y mucha demanda los precios se incrementan.

 

¿Qué está haciendo la cadena de suministro, qué está haciendo la logística? Está tratando de buscar fórmulas alternativas a las tradicionales para que no se rompan esas cadenas de suministro.

 

Por ejemplo, con respecto a los microchips, la producción de microchips es la que es, no se ha incrementado, cuando tenemos una demanda muy importante de la industria automovilística y de otras industrias, como fabricantes de líneas blancas de batidoras, productos de cocina... que además tienen un beneficio muy importante para los fabricantes de microchips, esa producción corta de microchips va directamente a otras industrias. No es que esté fallando la logística, es que no hay microchips. Lo que a mí me sorprende es que no haya un plan encima de la mesa por parte de España y de la Unión Europea en el que se haga un plan de desarrollo de la industria. Estamos viendo que con las incertidumbres tan importantes esta hiperdependencia que tenemos de Asia es negativa para los mercados, nos está costando a todos, tanto a las industrias como a los usuarios. Por lo tanto la clave está en un plan de reindustrialización de España y de Europa”.

 

A.B.: “Se habla mucho de los chips, pero no son solo los chips. Me contaba una empresa socia del Club de Exportadores que está teniendo serios problemas para comprar cartonaje para empaquetar sus productos. Una de las razones del aumento de costes es precisamente el comercio electrónico. Todos los paquetes que llegan a casa vienen envueltos en cartón, antes eso no existía, y no ha habido tiempo para aumentar la capacidad de producción de cartón. Hasta un 20 y tantos por ciento están aumentando los precios”.

 

¿Qué papel está jugando China en toda esta situación?

 

F.A.: “El problema es que ellos hacen el 70% de los productos. La gran fábrica del mundo es China. Y además ellos también tienen problemas de covid, no pueden fabricar más contenedores, porque necesitan todo un proceso para poner en marcha nuevas industrias de contenedores, más trabajadores que no los tienen... y se produce un cuello de botella espectacular.

 

La reacción, a mi juicio, debería ser inmediata por parte de Europa, de aprovechar la oportunidad para reindustrializar los países de la UE. Y en ese sentido España tiene una oportunidad muy interesante porque técnicamente ya no es tan beneficioso fabricar determinadas cosas en Asia, porque ya no es interesante hacer grandes tiradas, que un contenedor tarde en llegar desde Asia hasta Europa 30, 40 días; ya no es interesante que cuando lo abres y no es exactamente lo que habías pedido reaccionar en otros 40 días con tu mercado; ya no es tan interesante estar tan lejos de tu cliente final... Creo que es una excelente oportunidad, y además aprovechando esa digitalización de la industria, esa industria 4.0, se necesita en nuestras industrias un capital humano mucho más formado que teóricamente lo tenemos aquí y que ahora es mucho más caro desplazarlo a Asia.

 

J.T.: “Y adicionalmente en el momento en que China se convierte en la fábrica del mundo lo es en aquellos sectores en que la incidencia de la mano de obra es muy elevada y por tanto el precio en ese momento es el que es. Y ahí pasan dos cosas: hay un crecimiento espectacular de los salarios en China porque quieren cambiar ese modelo de crecimiento hacia un consumo interno, aparte de la exportación, pero además la revolución industrial en la que estamos, la robotización, la digitalización, hace que en muchos casos la incorporación de la tecnología pueda suplir procesos en que esta intensidad en mano de obra es tan relevante. Por tanto, tiene todo el sentido del mundo que algunos procesos, algunos productos, sea factible realizarlos en Europa, y creo que tanto en España como en el conjunto de Europa la idea es esta. Lo que pasa es que mi sensación es que vamos lentos. La flexibilidad y la capacidad de adaptación en determinados países como China o Estados Unidos y no tiene que ver con el sistema económico o político, la agilidad está demostrada en ambos lados, y nosotros como europeos y como españoles vamos un poquito a remolque.

 

Cuando empezó la pandemia, salieron voces diciendo 'tenemos que tener fábricas de mascarillas...' y alguien me dijo, si la próxima pandemia no viene por inhalar sino por picaduras de mosquito, las mascarillas no nos servirán de nada. Por tanto lo que tenemos que generar son capacidades, que las podamos adaptar como país a la necesidad específica que tengamos. Un ejemplo claro es que cuando se necesitaban respiradores sí hubo compañías que fabricaron respiradores, las compañías con mayor capacidad tecnológica. Tenemos que desarrollar capacidad tecnológica para que si en un momento determinado se necesitan respiradores una fábrica de automóviles pueda fabricar respiradores.

 

Necesitamos generar estas capacidades en Europa y tenemos que tener una cierta autarquía en el ámbito industrial clarísimamente, para cuando nos venga una pandemia o una crisis de otro tipo”.

 

Estáis comentando ideas y propuestas de futuro, pero hay problemas en el corto plazo, como el incremento de los precios de los contenedores... ¿cómo se resuelve este problema ahora?

 

F.A.: “Siento tener que decir que a corto plazo no hay solución, no hay más contenedores, la oferta está absolutamente limitada, y son precisamente estas empresas las que eligen quienes son sus clientes, prácticamente hay una subasta ahora mismo en Asia para decidir quién saca sus productos de allí, lo cual es muy desalentador. Y además se junta el hecho de que Europa y Estados Unidos se tienen que abastecer de productos para la campaña navideña, Black Friday, etc. Por tanto el problema se va a incrementar en las próximas semanas; espero que a mediados del año próximo la istuación se empiece a normalizar. Lo que tenemos que hacer es tomar medidas para poner remedios de cara al medio plazo”.

 

A.B.: “Coincido totalmente con lo que dice Francisco, a corto plazo no hay soluciones. Pero como en todas las crisis hay oportunidades, y es ahora cuando tenemos que tomar las medidas para crear ese entorno que favorezca la industrialización, la competitividad de las empresas... aprovechar esta crisis para dar un salto adelante en competitividad. Las empresas ya han demostrado que son capaces de hacerlo. La exportación ha aumentado muchísimo en los últimos años. Pero lo que no podemos es tener un entorno de negocio, regulatorio, de costes, que vaya en detrimento de la competitividad de las empresas, y es ahora el momento de aprovechar la crisis para dar otro salto adelante”.

 

J.T.: “No hay soluciones a corto plazo, y hay que exigir a nuestros gobernantes tener una mirada a medio-largo plazo; hay que anticiparse y tomar las medidas antes porque cuando tenemos el problema encima es imposible solucionarlo, no tenemos capacidad para hacerlo.

 

El Gobierno italiano lleva dos años con un plan de digitalización y modernización de su industria. La inversión que cualquier empresa hace en equipos productivos o tecnología 4.0 tiene una bonificación fiscal importantísima. Esto está haciendo que la industria italiana versus la nuestra sea más digital en un periodo de cinco años; si después de cinco años nosotros no hemos convertido nuestra industria a industria 4.0, nuestros colegas americanos, chinos o vietnamitas van a comprar máquinas italianas o van a comprar productos italianos o no los nuestros. Este es un problema que tenemos que abordar ahora pero que los resultados tienen que estar en el medio-largo plazo.

 

F.A.: “Es en lo que tenemos que trabajar. Has puesto el caso de Italia: Dragui acaba de decir que en los próximos días va a presentar un plan para reducción de impuestos para fomentar la actividad económica. Estas son las medidas que en estos momentos pueden poner en marcha para mejorar nuestra competitividad, generar empleo y riqueza.

 

En estos momentos tenemos una situación de incertidumbre muy importante: los incrementos fiscales fruto del elevado déficit y deuda que tiene nuestro país y qué va a pasar con el mercado de trabajo, la llamada reforma de la reforma laboral. Vivimos en un mundo globalizado donde es fundamental que las empresas se puedan adaptar rápidamente a estos cambios tan disruptivos y por tanto necesitamos un mercado de trabajo mucho más flexible, y en principio lo que estamos leyendo es que el Ministerio de Trabajo va en la línea opuesta: mayor rigidez... no vamos a ser mucho más competitivos que nuestros competidores europeos”.

 

¿Qué le espera al sector exterior español en los próximos meses, de cara a 2022?

 

F.A.: “Yo tengo que ser necesariamente optimista. Confío muchísimo en nuestro tejido productivo que ha demostrado en los peores momentos que es capaz de salir adelante, de tirar de nuestro país hacia adelante, de generar empleo y riqueza pero para ello es muy importante tener un gobierno que favorezca esa actividad económica. Hay que seguir trabajando en elementos de competitividad, yo subrayaría, mercado de trabajo flexible, fiscalidad, aduana competitiva y fomentar una reindustrialización de nuestro país”.

 

A.B.: “Para los próximos seis meses lo que vamos a tener es más de lo mismo, incertidumbre. No se van a solucionar los problemas de carestía y escasez de transporte, de encarecimiento de materias primas, con lo cual las empresas lo que tenemos que hacer es lidiar con la incertidumbre como hemos hecho en el pasado. Pero es el momento para aprovechar y hacer una serie de reformas estructurales de la economía española que siembren para un futuro mejor”.

 

J.T.: “Nuestra percepción es que llegaremos al año 2022 con un crecimiento de nuestras exportaciones que estará a dos dígitos respecto al 2019, más del 10%, y que habremos hecho un paréntesis en este periodo 2020-2021, y que en 2021 desde un punto de vista de comercio exterior volveremos a cierta normalidad y con un crecimiento respecto al 2019 de entorno al 10%. Por otra parte, la incertidumbre ahora tiene que ver con el precio de las materias primas y los costes de los transportes pero tendremos otra incertidumbre, es una incertidumbre que puede ser política, geopolítica no de España sino mundial, hemos tenido hace unos días el Brexit y se nos ha olvidado, la guerra comercial o geopolítica entre Estados Unidos y China otra incógnita. Por tanto si jugamos en este terreno de juego que es el mundo, la incertidumbre es un elemento que las empresas internacionalizadas van a tener que trabajar, y esto pasa por un buen trabajo de prospectiva y anticipación y por supuesto agilidad para poderse adaptar a estos cambios que no podemos detectar en el muy corto plazo”.

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