Del Domingo, 28 de Septiembre de 2025 al Martes, 30 de Septiembre de 2025
La pandemia global provocada por el coronavirus ha obligado al confinamiento forzoso de unos 3.000 millones de personas en todo el mundo.
Esta reclusión de aproximadamente el 39% de la población del planeta está ya dando lugar a un desplome de la demanda mundial de crudo que en el mes de abril que comienza podría llegar a ser de 20 millones de barriles diarios (b/d), una cantidad que equivale a todo el consumo de los EE.UU y que, además, podría aumentar a partir del segundo trimestre de 2020.
Entretanto, Arabia Saudí y Rusia, dos de los tres principales productores de petróleo del mundo, siguen adelante con su estrategia casi suicida de aumentar la producción al máximo, y de aplicar grandes descuentos para arrebatarse mutuamente cuota de mercado.
Arabia Saudí, concretamente va a aumentar en abril su producción en un 25% hasta los 12,3 mill. b/d y está aplicando descuentos de más de 7 $ por barril a su petróleo de variedad “Arabian Light”, algo que el “Reino del Desierto”, con unos costes de producción imbatiblemente bajos (de sólo 2,8 $/b) se puede permitir hacer. Rusia, por su parte, va a aumentar su producción en medio millón de b/d, también a partir de abril, y está igualmente aplicando importantes descuentos. El problema, es que otros productores ─desde Colombia o Brasil a Kuwait o EAU, pasando por Nigeria o Angola, por sólo citar algunos─ para no perder cuota de mercado, han empezado también a hacer lo mismo, es decir, aumentar su producción y vender con descuentos, en muchas ocasiones incluso por debajo del precio de extracción.
Presiones diplomáticas
Con un mercado nadando literalmente en petróleo y una demanda bajo mínimos, no sorprende el que los precios del oro negro hayan caído a su nivel más bajo en casi 20 años. De hecho, a los precios actuales (el “Brent” se vendía el lunes 30 de marzo en torno a los 26 $/b), el 70% de los productores independientes estadounidenses estarían produciendo con pérdidas y se asomarían peligrosamente a la quiebra, y todo ello, en año electoral. Por esa razón, el pasado 25 de marzo, el Secretario de Estado Mike Pompeo, en visita oficial a Arabia Saudí, país encargado de organizar la próxima “cumbre” de los países del G-20, pidió al Príncipe Heredero Mohamed Bin Salman que, en atención a la grave crisis económica mundial que se avecina, hiciese prueba de altura de miras y empezara a recortar drásticamente la producción. Sin embargo, EE.UU, que en estos momentos es el mayor productor mundial con 13 mill. b/d, no parece tener intención de recortar la suya, es decir, pretende que el esfuerzo en ese sentido lo haga en exclusiva su aliado saudí.
Corrección espontánea del mercado
Según datos de la consultora IHS Markit, durante la primera mitad de 2020 podría, por las razones arriba expuestas, haber un exceso de producción mundial de crudo de 1.800 millones de barriles, mientras que la capacidad mundial de almacenaje de crudo disponible sería de solo 1.600 millones de barriles, estando, además, inequitativamente distribuida entre los países productores.
Está, pues, claro que conforme vayan agotando su capacidad de almacenaje, muchos países productores tendrán que empezar a cerrar pozos para recortar su producción, al igual que tendrán que hacerlo aquellos países productores sin músculo financiero suficiente como para aguantar el seguir produciendo con pérdidas. En definitiva, por estas dos razones, el mercado podría acabar corrigiéndose de manera espontánea, aún en ausencia de acuerdos entre los productores para recortar precios. Bienvenidos, pues, a un mercado del petróleo auto-regulado y verdaderamente libre.
Fuente: CESCE