Día Lunes, 22 de Septiembre de 2025
La expansión de la pandemia continúa su fase de contagio exponencial por todo el planeta. Son ya más de 350.000 los casos detectados y cerca de 15.500 las muertes causadas por el coronavirus Covid-19 en todo el mundo.
Europa, con Italia y España a la cabeza, lidera ya por amplio margen la cifra de muertos registrados por la enfermedad pero otros continentes como América y África comienzan a dar signos de que allí la epidemia no ha hecho más que comenzar. Incluso algunos países en Asia, como Filipinas, Indonesia e India, donde parecía que extrañamente la enfermedad había pasado de largo, comienzan a registrar un preocupante crecimiento en el número de diagnosticados. Es ya considerable el número de países que han tomado estrictas medidas de distanciamiento social, como cuarentenas generales o toques de queda. Italia incluso ha declarado un cierre prácticamente total de la actividad en todo el país.
En cuanto a las consecuencias económicas siguen siendo imprevisibles porque todavía es incierta la duración de las restricciones al movimiento y la actividad que tendrán que sufrir los países para contener la expansión de la epidemia. Como decíamos la semana pasada parece seguro que asistiremos a una recesión mundial durante como mínimo uno o dos trimestres. El ejemplo de Corea del Sur durante la fase de contención y el de China en la reactivación (empieza a ser visible) parecen indicar que la estrategia más adecuada tanto para la contención de la epidemia como para la reactivación de la actividad económica es la misma: test masivos, cuarentenas estrictas pero localizadas y geolocalización de los contagiados.
La ya célebre frase del Director General de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus “Nuestro mensaje clave es: Test, Test,Test”, del pasado 16 de marzo, condensa en pocas palabras esta estrategia, que siguen ya un buen número de países, entre ellos EEUU y Alemania, y que explica en gran medida porque registran tasas brutas de mortalidad mucho más bajas que otros. Son los enfermos leves o asintomáticos no detectados los culpables de la rápida expansión del virus y que con más urgencia hay que testar y aislar.
En paralelo los bancos centrales y los gobiernos han anunciado toda una serie de medidas y planes de estímulo que exceden ya incluso los que registró el mundo durante la crisis de 2009.
EL BCE, tras contemplar cómo incluso los bonos de máxima calidad como los alemanes comenzaban a caer en medio del pánico vendedor, anunció un plan de apoyo financiero similar al ya implantado por la FED la semana anterior. Se trata de un plan de compras de activos por valor de 750.000 mill.€ acompañado de la reducción de los requisitos de los colaterales para acceder a ellos, una medida que parece haber calmado a los mercados de renta fija.
En cuanto a los planes fiscales, llama la atención que Alemania ha tirado por la borda sus reglas de estabilidad fiscal creando un fondo de 500.000 mill.€ para rescatar a empresas que lo necesiten y emitiendo para financiarlo ya bonos por valor de 150.000 mill.€. De todas formas los mercados siguen registrando nuevas caídas (el SP500 acumula ya una caída del 32% desde el inicio de la crisis), conscientes de que no importan los planes de estímulo que se aprueben, por muy voluminosos que sean, mientras la población permanezca en sus casas y se restringa la actividad, el consumo y la inversión. En este sentido solo los avances en el control de la epidemia y la aparición de medicamentos pueden tener un efecto claro para calmar los mercados. De forma esperanzadora han aparecido ya algunos estudios sobre medicamentos utilizados en otras enfermedades (malaria, sida) que podrían dar buenos resultados. Asimismo, mucho antes de los esperado, ya han comenzado los test para elaborar una vacuna contra el virus.
Fuente: CESCE