Día Jueves, 25 de Septiembre de 2025
El pasado 3 de diciembre, para sorpresa de muchos, el Presidente Trump decidió restablecer los aranceles a las importaciones de acero y aluminio procedentes de Brasil y Argentina.
Ambos países habían logrado, hasta ahora, escaparse de la lista de países objeto de dichos aranceles, decretados por EE.UU. como parte de su guerra comercial con China. El mandatario ha justificado la medida como un castigo a “la devaluación masiva” del peso y el real, que llevan este año una pérdida de su valor del 60% y el 20%, respectivamente.
Para el Presidente estadounidense, ambos países se aprovechan de la fortaleza del dólar para ganar en competitividad y castigar así a los agricultores de Estados Unidos. Conviene aclarar que la caída del valor de ambas divisas obedece a la ley de la oferta y la demanda en el mercado de cambios. Los inversores han reducido su demanda y, como resultado, la moneda ha bajado su valor. Se trata, por tanto, de una depreciación y no de una manipulación de la divisa por parte de las respectivas autoridades como argumenta el Presidente estadounidense.
Las reacciones a la imposición de los aranceles no han tardado en llegar. Bolsonaro, por su parte, afirmó que se comunicaría directamente con Trump en un intento de hacer uso de la buena relación entre ambos para solucionar el conflicto comercial. Argentina, ha iniciado ya negociaciones si bien estas deberán ser retomadas por el nuevo equipo de gobierno que ha tomado posesión el 10 de diciembre. La inesperada decisión de Trump ha sido interpretada como un guiño del mandatario a los productores estadounidenses de acero y aluminio (sus votantes) de cara a las elecciones primarias de EE. UU.
Fuente: CESCE