Día Martes, 28 de Octubre de 2025
La economía española cerró 2018 con un crecimiento del PIB del 2,5% (+3% anterior), con una ligera aceleración en el 4T18 (una décima hasta el 0,7% trimestral).
La pérdida de vigor respecto a 2017 se debió al menor protagonismo de algunos vientos de cola en los que venía apoyándose, como los bajos precios del petróleo, el gasto embalsado durante la crisis, el empuje del sector turístico y, sobre todo, el comportamiento favorable de las economías de nuestro entorno. De hecho, el deterioro del contexto internacional, derivado del frenazo del comercio mundial y el menor empuje de la UEM, explica, en gran medida, la ralentización del crecimiento, que, en todo caso, no sólo sigue superando al de nuestros socios europeos, sino que se amplía el diferencial positivo.
El deterioro del contexto internacional, derivado del frenazo del comercio mundial y el menor empuje de la UEM, explica, en gran medida, la ralentización del crecimiento
Como aspectos positivos que se observan en el último trimestre del año, destacan los excelentes registros del sector constructor, la mejora de la demanda externa y el repunte de las remuneraciones salariales, que, a su vez, permite sostener el gasto en consumo de las familias. Por el lado negativo, los mayores salarios van acompañados de un deterioro de la productividad, provocando un fuerte aumento de los costes laborales (CLUs), con el consiguiente riesgo para la competitividad; también se observa un deterioro de la inversión y un debilitamiento del sector industrial, afectados por la mayor incertidumbre y el peor tono de las exportaciones. Por último, se ralentiza el crecimiento nominal del PIB, lo que frena el proceso de desapalancamiento.
Fuente: Bankia Estudios










































