Del Martes, 16 de Septiembre de 2025 al Jueves, 18 de Septiembre de 2025
Los miembros del Eurogrupo han conseguido llegar a un acuerdo acerca de cómo continuar avanzando en el proceso de integración económica de la zona euro.
Tras un año de negociaciones, los Ministros de Finanzas de los Veintisiete (la reunión se amplió a todos los Estados miembros de la UE) acordaron continuar avanzando en la reforma del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y dotar de un respaldo fiscal al Fondo Único de Resolución, uno de los tres pilares sobre los que se asienta la Unión Bancaria. Las discrepancias entre los países del Norte, encabezados por Holanda, reacios a continuar avanzando en la reforma del euro y los del Sur, liderados por Francia, partidarios de profundizar en la unión fiscal se vieron nuevamente reflejadas en unas duras negociaciones que estuvieron varias veces al borde del fracaso. El principal punto de enfrentamiento residía en la adopción de un presupuesto común que hiciese las veces de instrumento de estabilización fiscal, algo a lo que los países del Norte, partidarios de una mayor disciplina fiscal, se oponen diametralmente. Finalmente, el Eurogrupo acordó “comenzar a trabajar en el diseño e implementación de un instrumento para la convergencia y la competitividad de los países”. En su declaración final, en cambio, no se hace referencia a dicha función de estabilidad defendida por Francia y Alemania. Así pues, tal y como ya hicieran el pasado mes de junio, los socios de la Eurozona vuelven dar una “patada hacia adelante”, sin ninguna concreción, en su intención de completar la zona euro, algo que empieza a convertirse en costumbre.
Francia. La Revolución de los Chalecos Amarillos. Lo que comenzó como una protesta por la subida de impuestos a los carburantes (6,5 cts/litro para el diésel y 2,9 cts/litro para el gasoil, respectivamente) en la Francia provincial, se ha convertido en una crisis política y social, la primera que enfrenta el presidente Emmanuel Macron en su legislatura. El incremento del gravamen formaba parte de una medida disuasoria enmarcada en la estrategia de lucha contra el cambio climático fijada por la UE por la cual se acordaron reducir las emisiones de los vehículos en un 35% para el año 2030.
Esta medida, cuya entrada en vigor estaba prevista para el uno de enero de 2019, penalizaba fundamentalmente a los franceses que usan el coche a diario en las ciudades y regiones francesas con menos servicios de transporte público. Sin embargo, las reivindicaciones por el alza de los precios, pronto se transformaron en protestas por el encarecimiento del nivel de vida, la pérdida de poder adquisitivo y el empobrecimiento de las clases medias de las provincias francesas. Con el chaleco amarillo como distintivo (por su uso obligatorio en los medios de transporte) los protestantes invadieron las principales arterias de las ciudades causando graves daños en el mobiliario urbano, lo que obligó al Presidente a enviar a las fuerzas antidisturbios para intentar controlar la situación. La escalada de violencia se saldó con cuatro muertos y más de 1.500 detenidos, muchos de ellos agitadores de extrema izquierda y extrema derecha que nada tenían que ver con las reivindicaciones de los “chalecos amarillos”. Ante el peligro de que las protestas se extiendan a otros sectores y agrave la enorme crisis social y política que atraviesa el país, el ejecutivo ha decidido aplicar una moratoria de seis meses a la medida por lo que, en principio, hasta el próximo mes de mayo no entrará en vigor. Ahora habrá de esperar para ver si esta moratoria es suficiente para aplacar los ánimos de la población o si, por el contrario, serán necesarias más medidas para frenar unas protestas que ya van mucho más allá y que están minando la popularidad del presidente.