Día Lunes, 06 de Octubre de 2025
Los EE.UU, hartos de lo que consideran prácticas desleales de China en materia de propiedad intelectual y de los supuestos robos de tecnologías de origen estadounidense, han decidido iniciar una guerra comercial con la República Popular.
Los EE.UU, hartos de lo que consideran prácticas desleales de China en materia de propiedad intelectual y de los supuestos robos de tecnologías de origen estadounidense, han decidido iniciar una guerra comercial con la República Popular la cual, básicamente, se desarrollará a lo largo de tres fases progresivas.
A partir del próximo 6 de julio, la Administración estadounidense impondrá un arancel del 25% sobre un total de 818 productos importados de China valorados en 34.000 mill.$, básicamente componentes industriales y motores eléctricos. Quedan exentos de aranceles, sin embargo, una serie de bienes de gran consumo como televisores o teléfonos móviles. Para el caso de que la República Popular reaccione a esta primera fase de sanciones con medidas de retorsión, el ejecutivo americano contempla extender el arancel del 25% a una lista de 284 productos más, integrada fundamentalmente por productos de alta tecnología, equivalentes a 16.000 mill.$ de importaciones adicionales. China, por su parte, ya ha dejado claro que está dispuesta a contratacar, y que a partir del próximo 6 de julio impondrá aranceles sobre bienes estadounidenses valorados en 34.000 mill.$ fundamentalmente productos agrícolas y automóviles, entre otros.
En el caso de que los EE.UU decidieran pasar a la segunda fase, las autoridades chinas extenderían a su vez las sanciones a una lista mayor de productos, con un valor total de 50.000 mill. $. La panoplia de sanciones comerciales estadounidenses contra China contempla, adicionalmente, una tercera vuelta de tuerca mucho más dañina, ya que afectaría a una lista de importaciones chinas mucho más extensa, integrada esencialmente por bienes de gran consumo y valorada en 100.000 mill.$. La elaboración y concreción de esta lista puede tardar varios meses, durante los cuales el presidente estadounidense confía en ir obteniendo concesiones de China tras haberla dejado claro que, en caso contrario, está dispuesto a seguir golpeando al gigante asiático. Se da la paradoja, sin embargo, de que la Administración estadounidense está castigando a un país, China, cuya ayuda necesita para tener alguna posibilidad de éxito en su negociación con Corea del Norte. Con estas medidas comerciales contra China, Trump continúa con su escalada proteccionista tras la reciente entrada en vigor de los aranceles al acero y aluminio de los productos procedentes de la UE, Canadá o México.
Su objetivo es reducir el enorme déficit comercial que Estados Unidos tiene con el resto del mundo (cercano a los 560.000 mill. $ en 2017) del cual China explica cerca de dos tercios y, paralelamente, revitalizar el sector industrial interno, fundamentalmente el metalúrgico y automovilístico.