Cumbre G7, aumenta la tensión diplomática

Entre el 8 y el 9 de junio Canadá albergó la Cumbre del G7, en la que se reunieron los líderes de los siete países más industrializados del mundo (Estados Unidos, Canadá, Japón, Francia, Alemania, Reino Unido e Italia). La reunión no ha hecho sino poner de manifiesto el creciente distanciamiento entre Estados Unidos y sus, hasta ahora, aliados internacionales.

La cumbre comenzó en un ambiente de elevada tensión tras la reciente entrada en vigor de los aranceles al acero y al aluminio que ha impuesto EE.UU a Canadá, México y la UE. A esto se sumaba el enfrentamiento diplomático generado tras la ruptura unilateral por parte de EE.UU. del pacto nuclear con Irán y su salida del Acuerdo del Clima de París. Todo ello ha desembocado en un distanciamiento político que ha llevado incluso a que Estados Unidos no suscribiese la declaración conjunta que hicieron los líderes tras la reunión.

La cumbre, que se celebraba con el objetivo de rebajar la escalada proteccionista, ha fracasado estrepitosamente. A pesar de que todos los países habían consensuado una declaración conjunta en la que se comprometían a reducir aranceles y subsidios y a modernizar la OMC, las declaraciones del presidente canadiense Justin Trudeau, advirtiendo de que “los canadienses no se iban a dejar avasallar”, provocaron el estallido del magnate estadounidense, quien acusó a Canadá de “robar a los agricultores estadounidenses con aranceles del 270% sobre los productos lácteos” y se negó a firmar el comunicado conjunto. Ante este panorama, parece que el resto de países ya dan por perdida cualquier posibilidad de recuperar el diálogo con Estados Unidos y rebajar el crispado ambiente internacional.