Día Viernes, 26 de Septiembre de 2025
El pasado 31 de marzo los turcos estaban llamados a las urnas para elegir cerca de 1.400 alcaldes, más de 20.000 concejales y 1.250 consejeros provinciales.
No se trataba de unas elecciones municipales al uso; la crisis económica que atraviesa actualmente el país y las controvertidas medidas que ha tomado el Gobierno para atajarla, las convertía en un plebiscito sobre el presidente Recep Tayyip Erdogan.
Durante la semana anterior a la cita electoral, el Ejecutivo intervino en el mercado de divisas para sostener la lira pero cuando los inversores internacionales se percataron de la caída del nivel de reservas, se produjo el efecto contrario. La pérdida de credibilidad del Gobierno se vio reflejada en una acusada fuga de capitales que hizo que la lira cayese hasta un 6% el jueves 28, a menos de dos días de la cita electoral. Éste ha sido solo un episodio más del deterioro generalizado de la situación económica que, sin duda alguna, ha condicionado la cita electoral.
La formación política del presidente, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), ha sido el más votado en todo el país pero ha perdido el control de importantes alcaldías. Sin ir más lejos, Ankara, bajo control de los islamistas desde 1994, pasa a ser ahora de los socialdemócratas Partido Republicano del Pueblo (CHP). El varapalo ha sido generalizado para el partido de Erdogan; tras los comicios el CHP gobernará en 5 de las 10 ciudades más grandes del país, cuando hasta el momento solo poseía una (Esmirna). En Estambul se ha producido un empate técnico y ambos candidatos se han proclamado vencedores por lo que el resultado se decidirá en los tribunales tras un nuevo escrutinio. Ahora el Presidente deberá lidiar con este nuevo escenario político. Pese a que este cambio de fuerzas no es suficiente para frenar nuevas iniciativas presidenciales, es un claro castigo a su gestión. Durante meses los mercados internacionales han alertado del deterioro económico que sufre el país con fuertes presiones a la baja sobre la divisa, ahora es el pueblo el que manifiesta su descontento.
Fuente: CESCE